Capítulo 7

88 19 5
                                    

Desde que Taiwán llegó, los días pasaban el doble de rápido.

Paraguay no se había percatado de eso, hasta que al entrar a la habitación de su amigo a darle los buenos días, observó cómo este ya terminaba de empacar sus cosas.

- Taiwán, ¿Te irás hoy?.

El oriental dió media vuelta a observar al paraguayo en la puerta.

- Mi vuelo saldrá dentro de cuatro horas. Olvidé decírtelo- respondió con tono penoso-También que ya averigué los vuelos.

- Está bien... ehhh, ¿Quieres desayunar antes de irte?.

- De hecho sí. -tomó ambas maletas y antes de que saliera Paraguay agarró una para ayudarlo.

Salieron de la habitación, bajaron las escaleras y dejaron las maletas cerca de la puerta.

-Vamos al comedor, acaban de hacer chipas, puedes llevar algunas para comer si quieres.

-¡Gracias! - exclamó con alegria dando un fuerte abrazo al tricolor.

(...)

Ya en el aeropuerto, Paraguay, Taiwán y el guardia esperaban sentados al vuelo que llevará al asiático devuelta a su país.

El taiwanés llevaba dentro de una maleta, un taper lleno de chipas como le había dicho el paraguayo por la mañana.

Ambos habían disfrutado el tiempo que pasaron juntos luego de años sin verse.

El guardia había notado la alegría que Taiwán transmitía a Paraguay y viceversa. Para sus ojos, parecían dos niños pequeños.

-Faltan diez minutos.- dijo el menor de estatura. Bajando la vista a sus pies.

Paraguay se percató de esto, en silencio imitó su acción y pateó levemente el pie del contrario. Taiwán le devolvió la patada y así comenzó una pequeña batalla entre ellos.

Comenzaron a reír llamando la atención del guardia, quien sonrió al ver como jugaban.

Taiwán terminó ganando al inmovilizar ambos pies del latino. Volvieron a su pocisión de antes aún riendo.

-Tus pies son chiquitos y se mueven más rápido.

-Pero los tuyos son más fuertes, ish. - trató de copiar el acento del paraguayo.

-Igualito.- Sonrió. Una voz llamando a los pasajeron de un vuelo hizo que los presentes prestaran atención.

-Ese es mi vuelo, Paraguay.

El mismo tomó una maleta y el guardia otra. Ya que Paraguay conocía el aeropuerto, guió a ambos hacia la salida.

Ya fuera de este, llegaron a las escaleras del avión, subieron y dejaron las maletas a la azafata.

Taiwán se despidió del guardia con un apretón de manos.

-Gracias por el cuidado y servicios señor, espero vernos pronto.

-No es nada Taiwán, buen viaje.

Bajó las escaleras, para esperar al paraguayo mientras se despide.

-Hasta pronto Tai. Te extrañaré, la pasé muy bien... -lo abrazó, siendo correspondido.

-Me encantaría quedarme pero no puedo, debo volver... También te extrañaré, gracias por todo.

No querían soltarse pero se separaron ya que el avión debía despegar.

-Buen viaje, estaremos en contacto, avisame cuando llegues ¿Okay?.

-Claro. Siempre.- aseguró entrando al avión, sentandose en una silla hacia la ventanilla.

Paraguay ya se encontraba en la zona segura con el guardia, mirando como el avión lentamente aumentaba la velocidad.

Logró divisar a Taiwán despidiendose con una mano, sonriendo. El de doble escudo no dudó en hacer lo mismo.

Quedaron observando el avión en el aire unos minutos hasta que ya se había perdido entre las nubes blancas de la tarde.

(...)

Ya caída la noche, nuestro protagonista se encontraba en la terrasa de su casa viendo su celular.

Había cenado, los platos vacios sin recoger estaban en una mesita de luz.

Se preguntaba si China seguía por ahí, le seguía preocupando un poco, pero trataba de no estresarse.

Sontió la vibración del celular, le enviaron un mensaje, no podía ser Taiwán ya que de lo lejos que está no llegaría a casa hasta pasado mañana temprano.

Entró en los mensajes, su hermano Chile le envió una foto, era él con su hermano en la primera reunión de la ONU en la historia.

La foto era en blanco y negro.

Paraguay se limitó a simplemente reaccionar al mensaje con un corazón. Apagó su celular guandandolo en su bolsillo.

Decidió entrar a su habitación sin antes cerrar la puerta a la terrasa.

Escuchó como tocaban la puerta.

-¡Pase!.

La puerta fue abierta dejando ver a una sirvienta entrando a recoger los platos de la cena de hace rato.

-Yo hiba a llevarlos, no se moleste.

-No se preocupe Paraguay. Buenas noches.-al decir esto salió de la habitación cerrando la puerta.

No estaba tan cansado, no fue un día pesado como hace un mes, en la reunión de ONU.

Se acercó al espejo de cuerpo completo, de repente sintió una ola de calor, así que entró al baño para darse una ducha relajante e ir a dormir luego.

Un par de minutos pasaron, Paraguay ya se encontraba en su cama acostado con la pijama puesta. Volteó a la mesita de luz donde estaba su celuar.

-Un video de youtube antes de dormir no me hará nada.







𝙋𝙤𝙥𝙪𝙡𝙖𝙧 ¿𝙔𝙤?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora