Capítulo 6

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Varias semanas habían pasado, y quedaba un mes para que el oriental regrese a su continente.

Éste esperaba dentro de un auto junto con el guardia fuera del edificio de la ONU para recoger al paraguayo cuando acabe la reunión.

Observaba atravez de la ventanilla aquel edificio que lastimosamente ya no era bienvenido. Ya que en 1971 fue expulsado de dicha organización.

Deseaba volver a participar de las largas e interminables reuniónes de la ONU, incluso sigue insistiendo a formar parte de nuevo pero no logra convenserlo.
Después de todo al ser una isla pequeña reconocida por pocos países era difícil encajar como un país "normal".

Esos catorse países que seguían a su lado a pesar de todo eran los que animaban a Taiwán a seguir adelante.

- Taiwán, ¿Se encuentra bien? -preguntó el guardia, quien notó la mirada perdida del taiwanés por el espejo retrovisor. Exaltando al mismo.

- ¡Sí!... Estoy bien -respondió con un tono avergonzado, volvió su vista hacia la ventana observando a todos los países saliendo del edificio buscando al paraguayo con la mirada. A los pocos segundos este salió despidiéndose de un país para dirigirse hacia su auto tapándose el rostro con una mano por si un paparazzi estuviera escondido.

Lo normal.

Al estar cerca del auto entró apresurada mente sin antes cerrar la puerta.

- Hola Tai. ¿No tardé mucho? -

- No desde que llegamos, hace diez minutos. Había olvidado lo eternas qué son las reuniones - el contrario suspiró recordando el día en que ONU expulsó a Taiwán.

- Arranca el auto, vamos a casa- el guardia asintió de inmediato haciendo que el auto arrancara - Taiwán, yo sé lo que sientes porque he pasado por una situación similar hace tiempo y no quiero que tus pensamientos te derrumben algún día, te conozco desde hace muchísimos años, he compartido pocos momentos contigo pero cada uno de ellos fue único, quiero que sepas que reconozco todo lo que has pasado y soportado- hizo una pequeña pausa para observar al taiwanés con miedo de que estuviera llorarndo pero se alivió al verlo con una sonrisa y los ojitos brillosos- También quiero que sepas que siempre te voy a apoyar como un hincha fiel de un equipo de fútbol - el oriental no evitó soltar una risilla - Somos mejores amigos y si algún día opto por China y no tú... Seguirás brillando como oro en mis recuerdos.

Taiwán se asercó y lo abrazó con todas sus fuerzas, Paraguay correspondió y el abrazo al instante y ambos recordaron la primera vez que se vieron. Desde ese día una verdadera amistad comenzaba.

El guardia, al escucharlo todo contuvo sus lágrimas para no llamar la atención. Observó por el espejo retrovisor y vió a los países en un cálido abrazo, su expresión cambió a una seria cuando divisó al auto de China que los estaba siguiendo.

-Ehem... Disculpen por arruinar el momento pero, China está detrás nuestro- al escuchar esto dejaron de abrazarse y observaron detrás de ellos.

-¿No nos puede ver verdad? -preguntó el menor en estatura con cierto tono nervioso en su voz.

-No te preocupes, es un auto blindado, no nos puede ver- el de estrella blanca suspiró aliviado - No vayas a casa, mejor vamos a la comisaría.

El humano asintió sin decir nada.

-¿Porqué a la comisaría Paraguay?.

-Po si nos quiera hacer algo, así no podrá hacernos nada.

-El no debe descubrir que estoy aquí, si lo hace me prohibirá volver... ¿Qué podemos hacer?.

El paraguayo pensó unos segundos, preguntandose ¿Porqué los estaba siguiendo?, temía que se haya dado cuenta que Taiwán está con el, y si es así le esperan muchos problemas.

-Creo que tengo un plan- sacó su celular de su bolsillo y marcó un número. El taiwanés solo se preguntaba qué se le había ocurrido a su mejor amigo.

Al llegar a la comisaría estacionaron en frente de esta, el guardia y Paraguay bajaron del auto. Fueron recibidos por un policía que se escontraba fuera, entregando las llaves del auto a éste

China llegó en su auto acompañado de su propio guardia, bajaron y se acercaron tranquilamente hacia ellos.

-Hola a todos, espero que mi llegada no sea una molestia.

-Por supuesto que no China, es una agradable sorpresa- trató de sonar lo más amable posible- ¿Qué te trae por aquí?.

Sentía una presión en el pecho, era el miedo al ser descubierto por China, pero pensaba que se merecía todo eso al no dejar a Taiwán en su casa sabiendo que había peligro afuera.

Estaba dispuesto a recibir un castigo en vez de Taiwán, después de todo eso es lo que hacen los amigos ¿No?.

-Solamente quería avisarte que he decidido alargar mi estancia en el continente. - el sudamericano al escuchar esas palabras sintió un peso menos pero aún conservaba el miedo-Me quedaré dos meses más ya que tengo cosas que discutir con otros países. Eres el último al que le comunico esto por eso no te alcancé cuando terminó la reunión y no tuve de otra que seguirte hasta aquí.

-Claro China... No me sorprende.-comentó tragándo en seco- Gracias por tomarte el tiempo en decirme.

Aprovechando que la conversación terminaba, el policía subió al auto y lo metió en el patio de la comisaría.

Los asiáticos cruzaron miradas restandole importancia. Estaba oscureciendo y no querían perder más tiempo.

Éstos se despidieron apropiadamente de los latinos. Subieron al auto y cuando estuvieron lo suficientemente lejos de aquel lugar, Paraguay y su guardia entraron corriendo a la comisaría.

Ahí se encontraba el policía quien había metido el auto.

-¿Dónde está? -preguntó el tricolor, en ese momento pudo observar de reojo que alguien salía de la oficina de uno de los policías.

No tardó en reconocerlo.

-Ahí estás, Taiwán- dijo con una sonrisa sin mostrar los dientes.

El ya mencionado salió de la oficina al escuchar la voz de Paraguay, sintiéndose más seguro.

-Tu plan salió a la perfección Pary- lo felicitó mientras se acercaba a ellos.

-Gracias al oficial que aceptó ayudarnos, muchas gracias por cierto.

-No lo agradezcas, es mi trabajo brindar ayuda y buen servicio. Cuentan conmigo cuando gusten.

-Muchas gracias señor oficial,

-No me negaría a una orden de mi país-entregó las llaves del auto al guardia-Y más si se trata de proteger al mejor amigo de mi país.

Taiwán dió una reverencia en agradecimiento.

-Se hace de noche, Paraguay. -habló el guardia.

-Tiene razón debemos volver, nos vemos señor.

-Cuídense.

Los tres asintieron saliendo del lugar y al estar cerca del auto unos paparazzis se hicieron ver comenzando a tomar fotos.

Paraguay maldijo mentalmente antes de sonreir forzadamente.

-Sonríe. - Taiwán asintió y así ambos countrys sonrieron para las cámaras.

Ahora necesitan crear un plan para escapar.

𝙋𝙤𝙥𝙪𝙡𝙖𝙧 ¿𝙔𝙤?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora