Punto de control©

🎮 Extra San Valentin: Choose your enemy

Es más importante dominar las cartas que sostienes que quejarse de las que ya se encargaron tus oponentes.
Pokémon Blanco y Negro

___________________

—¿Por qué el año pasado no hicimos nada para San Valentín? —pregunto a Sebastian, mientras caminamos tomados de la mano, por la calle.

—Porque tú seguías fingiendo que solo era una aventura pasajera.

—Oh, cierto —rio, presionando un poco más su mano—. Es que siento que pasó tanto tiempo que pierdo la noción de cuánto llevamos juntos.

—No me digas...

—No, en serio. ¿Cómo sabremos que ya llevamos un año? ¿Cómo sabremos cuándo celebrar?

—¿Eso es importante para ti?

—¡Es importante para todo el mundo! —exclamo.

Sebastian pone los ojos en blanco, negando con una sonrisita.

Mientras caminamos, vemos a muchas parejas paseando al igual que nosotros. Se ven muchas rosas, peluches y otros objetos relacionados al día del amor.

—No nos dimos ningún regalo. ¿Deberíamos darnos regalos? —pregunto otra vez, viendo a todas las parejas enamoradas a nuestro alrededor.

—¿Quieres que nos demos regalos?

—¿Por qué no puedes simplemente darme una respuesta?

—Porque a mí me da igual los regalos, pero quiero saber tu opinión sincera y no me la darás a menos que respondas tú primero.

—Tampoco me importan los regalos, prefiero una cita romántica.

—¿Pasear juntos no es suficiente para ti?

—Nop —respondo, tajante.

Sebastian hace una mueca, probablemente planeando algo en su mente.

Mientras planeamos alguna cita para esta noche, pasamos junto a un parque itinerante que se instaló durante el verano.

—¿Qué te parece este lugar? —pregunta, deteniéndose en la entrada—. Hay comida y juegos. Tú lugar favorito.

—Comida chatarra y carnívora, y juegos de la edad de piedra —analizo, mirando el lugar con recelo—. No gracias.

Me dispongo a caminar, pero mi brazo da un tirón cuando Sebastian se queda en el lugar mirando la entrada con un gesto travieso.

—¿Qué haces? ¡Vamos!

—¿No quieres tener una cita aquí? Se ve divertido —propone, con una sonrisa amplia.

—Hay lugares mejores.

—¿O es que tienes miedo de perder en todos los juegos?

Si hay algo que me toca los huevos de verdad, es que me llamen cobarde. No soy un cobarde.

—Te crees muy seguro de ti mismo, ¿no?

—Claro. Siempre consigo lo que quiero. —Alza nuestras manos unidas, demostrando su punto.

Lo suelto de golpe, mientras se ríe.

—Muy bien. Voy a cerrarte esa bocota engreída.

—¿Cómo me la vas a cerrar? —pregunta en mi oído, mientras entramos juntos.

—Cállate y no me distraigas.

Pagamos nuestros tickets y entramos, dando un paseo por los lugares hasta llegar a alguno que nos interese.