🎮 19. Level up

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No hay nada más peligroso que una multitud con una idea equivocada.
Pillars of Eternity

Pillars of Eternity

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Sebastian

Abro los ojos y me llevo una mano al pecho cuando el corazón se me acelera sin motivo alguno. No recuerdo que estaba soñando, pero de seguro era alguna pesadilla de las que siempre aparecen cuando intento dejarlas atrás.

Giro mi rostro y me encuentro con la cama vacía. Me incorporo solo para verificar que la habitación está exactamente igual. Tomo mi teléfono, son las 6 de la mañana.

Una risa traviesa llega desde fuera y mi rostro se contagia de esa alegría que se transmite en el sonido. Solo escucharlo reír, aunque sea por una tontería, me hace reír a mí.

Me levanto y me visto con lo primero que encuentro para salir al salón. Abro la puerta con cuidado, mirando con sigilo en caso de que Borja no esté solo y no incomodarlo, pero lo veo sentado en el mesón auxiliar de su cocina, de espaldas a mí. Tiene el celular en la mano y ríe mientras pasa videos sin detenerse a mirar alguno por más de 5 segundos. Se lleva una taza a los labios, sin despegar la vista de la pantalla.

Camino en silencio para tomarlo desprevenido, pero tiene el don de sentirme donde sea que esté. Su mirada me busca mientras sigue bebiendo de su taza, antes de bajarla y sonreír en mi dirección.

—¿Ya te recuperaste, vejete? —bromea, con una sonrisa ladina tan sexy.

Malcriado.

—Tenemos casi la misma edad, niñato —rebato su broma llegando hasta él. Como sigue sentado, su rostro está a la altura de mi pecho.

—Solo en vida, porque aquí... —Se da unos golpecitos en la sien—. Yo sigo siendo más jovial y divertido que tú.

—¿Sabes que a eso le dicen «inmadurez»?

—Yo le digo «disfrutar de la vida»

Tomo su mentón y me inclino hacia él para besarlo. Un beso sencillo, ni tan casto ni tan profundo como me gustaría. Solo una prueba.

Se deja llevar, sosteniéndome por la camiseta que llevo puesta para acercarme un poco más.

Mi intento por no desbordar este beso se irá al carajo si sigue haciendo esto. Me suelta y una chispa de deseo brilla en sus ojos.

—¿Siempre tienes tanta energía por las mañanas? —pregunto, saboreando el gusto amargo del café.

—Solo después de mi primer expresso.

Sonríe con picardía y vuelve a llevarse la taza a los labios sin dejar de mirarme.

Sus ojos son como el humo. Nublados por algo que no logro diferenciar entre el deseo o algo más intenso.

Me paso la mano por el cabello, antes de rodear la mesa auxiliar y sacar una taza para servirme un poco de ese café que el bebe con tantas ansias.

—¿Piensas ir a trabajar? —pregunta.

Punto de control©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora