Si hay algo que Borja tiene claro, es que solo desea encontrar esa alma gemela con la que compartir esa felicidad que todos tienen y que a él se le resiste.
O tal vez es porque siempre ha estado enamorado de la persona incorrecta y necesita encont...
El capítulo anterior me comprometí en terminar la historia para hoy, pero lamento anunciar que no alcancé a escribir todos los capítulos. Sin embargo, no quiero hacerlas esperar mucho tiempo más y como no tengo claro mis tiempos estos días, les dejo el capítulo que alcancé a escribir. 💜
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No sé si alguna vez habéis decepcionado a alguien, os han dado una paliza o habéis fracasado. Pero son esos momentos los que nos definen. Te empujan a ir más allá de lo que nunca creíste, y te obligan a tomar decisiones a cualquier precio.
Infamous 2
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Álex entra a la oficina como un vendaval. Su rostro está marcado por la preocupación mientras cruza el umbral de la oficina de su hermano.
La que actualmente es mi oficina.
—¿Qué pasó? —pregunta mi amiga.
—No lo sé. Prácticamente, cayó en la silla, le dio un ataque de pánico y ahora lleva 20 minutos así y no sé qué hacer —chilla Annie, mientras me abanica con una carpeta, lanzándome aire al rostro.
No me siento orgulloso de lo que pasó. Pero llevaba tiempo sin agobiarme por algo a este nivel y la oficina se me hizo demasiado pequeña para algo tan grande como ser director general de la empresa. Me sentí acorralado y luego de dar vueltas sin saber por dónde escapar sin que nadie me viera, me dejé caer en el asiento acolchado del escritorio y ahí me quedé.
No me di cuenta cuanto tiempo había pasado hasta que vi a Álex.
—Borja, mírame —demanda, tomando mis mejillas.
Mis ojos caen en los suyos y se me hace un nudo en la garganta al ver a Sebastian en su mirada.
—No sé qué hacer —murmuro.
—Annie, ¿puedes dejarnos solos, por favor?
No sé bien qué ocurre, solo sé que la brisa que me refrescaba desaparece y una puerta se cierra.
—¿Qué pasó? —pregunta mi amiga, con una voz más suave que cuando llegó.
—Tu... tu hermano. —Hago una pausa, tragando el nudo de mi garganta para aflojar mis cuerdas vocales—. Tu hermano renunció. Dejó la dirección de la empresa.
—Ya lo sabía, habló conmigo hace días —responde, incorporándose mientras se cruza de brazos—. Lo que quiero saber es que pasó entre ustedes. Quiero saber por qué mi hermano dejó la empresa y porque parece que estás desmoronándote por esa decisión.
—Yo... nosotros... —titubeo.
Me sonrojo y se me escapa un suspiro antes de ocultar el rostro en mis manos. Ahogado por mi frustración, le cuento un rápido resumen a Álex. Ella asiente, como si mentalmente confirmara sus sospechas con cada uno de los eventos que le resumo: el beso en el departamento, el pub, nuestros encuentros a escondidas... Me reservo los detalles, no necesita saberlo todo, y agradezco que se mantenga en silencio porque una vez empiezo a hablar, es como si vomitara las palabras.
