— ¿Qué te ha parecido Emma? —me pregunta Izan.
— Muy simpática —miento pero Izan se lo traga completamente.
— Espero que os llevéis bien. En este internado no abunda la gente como tú —dice abriendo su lata de refresco y sentándose en la cama junto a mi.
— ¿Como yo? ¿Qué quieres decir?
— Me refiero a gente de buen corazón. No quedan ya de esos.
— Osea, ¿que antes sí?
Izan me mira y se queda pensativo durante unos interminables segundos.
— Izan —musito alzando las cejas.
— Eh... No lo se, yo llegué aquí el año pasado, tampoco llevo tanto tiempo como para saberlo.
— Muy bien —digo sin darle importancia y sigo ordenando todo lo que había en mi maleta.
Pasados unos minutos, Izan y yo nos habíamos terminado los refrescos.
— Es la hora de cenar, ¿vienes?
— Vale —digo y rápidamente nos dirigimos al comedor.
Al llegar, cogemos unas bandejas y nos pasamos por delante de la cocina, como todo el mundo. Hay varias cocineras sirviendo la comida al otro lado de la barra. En sus caras puedo ver que no les gusta su trabajo o que están hartas de hacer lo mismo todos los días. Y lo entiendo.
Una mujer de rostro arrugado, berruga en la barbilla y nariz aguileña (quién diría que es cocinera y no bruja) me sirve bruscamente un poco de arroz. Podría desafiar a Newton y a la ley de la gravedad con este arroz. Seguro que si pongo el plato boca abajo no se cae.
Nos dirigimos a las mesas y de camino, Izan, al ver mi cara de asco, me dice:
— No te preocupes, es el mismo trato para todos. Si no tienes hambre no te lo comas. Quién sabe la porquería que le echan a las comidas. Yo he adelgazado bastante desde que entré aquí —dice y sonríe y yo no puedo evitar reírme.
Nos sentamos en la misma mesa que para almorzar. Supongo que será así todos los días.
— Hola —saludo al sentarme.
— Hola Mc —me responde Jack con simpatía.
Me fijo bien y hay un sitio libre, falta Emma.
— ¿Emma no viene? —le pregunta Izan a Jack. Parece que me ha leído la mente.
— Qué va, dice que está cansada y no tiene hambre.
— Ah, vale —responde Izan haciendo una mueca.
~ ~ ~
Al terminar de cenar, nos despedimos y nos vamos cada uno a nuestras habitaciones.
Termino de ducharme y entra Izan en el cuarto de baño. Sí, cada habitación tiene su cuarto de baño. Aunque también tiene sus inconvenientes, podría ser algo bueno al fin y al cabo.
Me suelto el pelo y me tumbo en mi cama. Es una litera. Izan me ha dejado quedarme con la parte de arriba, a pesar de que él también la quería.
Al poco tiempo sale Izan de la ducha y no puedo evitar mirar. Así que apoyo mis codos en el colchón para ver mejor. Lleva una camiseta blanca de tirantas anchas y su pelo como el carbón luce mojado.
— ¿Te vas a dormir ya? —pregunta frotando su toalla con su pelo mojado, dejándolo perfectamente alborotado.
— Sí.
— Haces bien. Mañana empiezan las clases para ti, así que te levanto a las siete. Las clases son a las ocho.
— Muy bien —digo.
— Que descanses —dice con una sonrisa sincera.
— Buenas noches —le devuelvo la sonrisa y me tumbo boca arriba.

ESTÁS LEYENDO
ONLY WORDS (editing)
Novela JuvenilDurante estos 17 años de vida siempre he creído que todo lo que las personas dicen son tan solo palabras sin importancia. Palabras sin sentido ni argumento. Palabras que se dirigen directas a la boca sin recorrer mente y alma antes. Pero la vida me...