11

43 5 3
                                    

A ver... cómo empiezo... "Estimados papá y mamá..." Hum... no, demasiado clásico. "A mis queridísimos padres..." ¿pero en qué estoy pensando? A ver McKenzie, concéntrate... ... ... ¡Ya se!

¡Hola!

Solo escribo para dar señales de vida. Por si todavía os interesa mi existencia.
Hace poco me enteré de que podíamos enviar cartas a nuestras familias, así que he decidido escribir una, por qué no.
Que sepáis que sigo enfadada con vosotros por meterme en esta cárcel reeducativa a la que hacen llamar "internado". Pero eso ahora no importa. Quiero que le enseñéis esta carta a Peter y a Angy. Eso si importa. Ellos me importan.
Quiero hacerles saber que todo va bien por aquí y que los echo muchísimo de menos. Y espero que cuando vuelva sigamos siendo los mejores amigos, como siempre a sido.
Mejorar mi letra y hacerla más pequeña nunca fue lo mío, así que me voy a ir despidiendo ya que se me acaba el papel.
Espero veros pronto chicos.

Con amor y sin rencor, McKenzie.

2 de febrero del 2015.


Doblo el papel por la mitad y lo meto en el sobre. Solo me queda escribir la dirección y los nombres, el sello lo pone la secretaria; que, por cierto, no se quién es.

Con la carta en una mano, voy a bajar de la litera, la escalera es vieja y cruje cada peldaño, así que intento ir despacio para no despertar a Izan. Pero se rompe un peldaño y caigo de espaldas.

Izan, al escuchar el ruido, se destapa y se levanta de repente y se golpea en la cabeza con la cama de arriba.

Miro a Izan y está frotándose la cabeza con la yema de sus dedos. Y yo estoy con la mano en mi costado. Intento mirar al techo para olvidarme, pero vuelve a mi mente esa imagen de hace segundos de un Izan aturdido y desorientado. Yo no puedo evitar sonreir y al segundo una carcajada escapa de mi. Él me sigue la risa y a mi se me olvida de que me duele la espalda del golpe.

Izan se levanta aún frotándose la cabeza y me extiende su mano sonriendo. Yo la agarro y me levanto del suelo.

- ¿Qué acaba de pasar? - Pregunta.

- Esto. Esto es el culpable de todo - Cojo el peldaño que se había desprendido y que permanecía sobre la cama de Izan - Gracias a esto a mi me duele la espalda y tú probablemente tengas un chichón.

- ¿Estás bien?

- Eso creo, aunque me duele algo la espalda.

- ¿Hace falta que te lleve a la enfermería? - Dice preocupado.

- No, no hace falta.

- ¿Estás segura?

- Sí - Digo insistiendo con tono seguro.

- Vale, ya me quedo más tranquilo.

- Y... ¿tú estás bien?

- Sí, solo será un pequeño chichón.

- Vale - Los dos sonreímos.

De repente entra alguien en la habitación sin llamar antes a la puerta. Emma.

- ¿Sabes que esa puerta de roble suena muy bien si la tocas con los nudillos? Deberías de probar - Le dije con un tono sarcástico.

- Perdona, es que pensé que había pasado algo, había escuchado un ruido desde mi habitación y quería saber si había sido aquí.

- Sí, sí, ha sido aquí - Le responde Izan. Emma se quedó callada por unos segundos intentando que le diéramos información, pero Izan se limitó a quedarse callado mirándola y yo tampoco quise decirle nada.

- ¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien? - Pregunta con un tono falso de preocupación.

- Sí, no es nada Emma.

- Muy bien, entonces estáis los dos bien, ¿cierto?

- Sí, no ha pasado nada, no te preocupes - Digo dándole menos importancia al asunto para que se vaya.

- Vale, pues yo ya me voy.

Emma se despidió y (por fin) se fue.

Izan pone sus manos en mis hombros y arruga su frente de una forma muy... peculiar; e intenta ponerse serio, y a mi me da un mini infarto por dentro.

- Lo ocurrido antes, se queda aquí, ¿entendido? - Creí que me iba a decir algo peor, por lo que no puedo evitar sonreír y él sonríe igual arrugando más su frente, mostrando una cara de despreocupación, totalmente diferente a la que tenía segundos antes.

Sonrío más y lo imito poniendo mis manos en sus hombros.

- Entendido.

- Muy bien.

- ¿Qué hora es? - Pregunto e Izan mira su reloj digital de muñeca.

- Las nueve - Izan me miró -, la cafetería cierra a las diez y media.

- Vale, voy a vestirme.

- Muy bien, haré lo mismo, tardo un segundo.

Izan entró al baño y yo fui escogiendo mi ropa. Recordé que habíamos quedado después con Jack y Noora en las pistas, así que decidí ponerme algo cómodo. Escogí unos vaqueros pitillo oscuros, una camiseta blanca y una sudadera de color turquesa con cremallera en la que ponía 1998, me gusta porque fue el año en el que nací. Me la regalaron mis abuelos justo cuando nací para que, si crecía y ellos no seguían allí, me acordaría de ellos al ponérmela. Y así es. Me está un poco grande, pero me gusta mucho porque es calentita, y supongo que fuera en las pistas hará frío.

Izan salió del baño en poco tiempo y entré yo. Me quité el pijama y me puse los pantalones. Antes de ponerme la parte de arriba, me miré en el espejo para ver mi espalda, que todavía me molestaba un poco. En el borde del pantalón se estaba formando un moratón, pero sentía que no era tanto como para ir a la enfermería.

~ ~ ~

Acabamos de desayunar y en estos momentos estoy siguiendo a Izan hasta las pistas. Jack y Noora no estaban en el comedor, así que pensamos que ya habrían desayunado y que nos estarían esperando en las pistas.

- ¡Hey! - Saluda Jack y los dos le devolvemos el saludo. Izan y Jack hacen un saludo amistoso, como si fueran amigos de toda la vida.

Noora, que está justo al lado de Jack, me saluda dándome un abrazo con un solo brazo y una amplia sonrisa. Y yo le devuelvo el saludo.

- ¿Os apetece una partida? - Dice Jack dándole vueltas sobre su índice a una pelota de baloncesto.

- ¿Os he dicho que soy muy buena en baloncesto? - Digo poniendo una cara una tanto maliciosa y cruzándome de brazos.

Siempre me ha gustado jugar al baloncesto en mis ratos libres. Recuerdo que jugaba con Peter hace unos años y siempre le ganaba. Tenía muy mal perder, pero al final acabábamos sentados en el suelo comiendo pipas y hablando de tonterías, y se le pasaba el enfado. Siempre funcionaba.

- ¡Oh! - Exclama Noora - Eso ha sonado a reto... ¿En serio creéis que podéis ganarme en baloncesto? Ni en vuestros mejores sueños.

Miro a Izan y parece que tiene la misma expresión pícara que Noora.

- Eso ya lo veremos - Dice y le quita de un golpe la pelota a Jack y empieza a correr hacia la canasta.

ONLY WORDS (editing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora