Escucho un pitido intermitente que hace que despierte de un profundo sueño. Me froto los ojos y los entorno.
— ¿Qué es eso? —pregunto aturdida.
— Mi despertador —dice un somnoliento Izan— son las siete.
Yo emito un gruñido de león y me tapo la cabeza con la almohada.
— ¿Quieres entrar al baño o voy yo primero?
— No, no, ve tú... —digo aún dormida.
— Como quieras, tardo cinco minutos.
Escucho como se cierra la puerta del baño y aprovecho para seguir durmiendo otros cinco minutos más.
— Vamos, despierta —dice Izan con un tono suave.
— Tengo sueño... —le respondo dándome la vuelta.
— No eres la única.
Tras un largo silencio me doy la vuelta y abro los ojos. Izan sigue ahí.
— Es tarde, deberías levantarte ya. No querrás llegar tarde a clases el primer día, ¿No?
— Puf... —me froto los ojos.
— O te levantas o te levanto —a Izan se le dibuja una sonrisa en la cara que, por cierto, no me gusta nada.
— ¿Cómo? —digo confusa.
— Si no te levantas por las buenas, será por las malas —Izan me quita las sábanas y empieza a hacerme cosquillas.
— ¡Qué haces, quita! —digo enfadada pero entre risas— ¡Izan! ¡Para por favor!
— ¡Vamos, vamos, vamos, que es tarde! —grita mientras tira de mi brazo.
— ¡Qué haces, que me caigo! ¡Suéltame! —exclamo enfadada y me cruzo de brazos. Izan me suelta y yo me bajo de la litera.
— Gracias —digo con tono de superioridad y a Izan se le dibuja de nuevo en la cara esa sonrisa que no me gusta. Yo frunzo el ceño. Él me da la vuelta y empieza a empujarme desde la espalda llevándome al cuarto de baño. Lo miro enfadada y cierro de un portazo.
— ¡Vaya genio! —escucho al otro lado de la puerta.
¿Cómo se atreve a tratarme así? Ese chico no está bien de ahí arriba... ¡Hala! Queda un cuarto de hora para que empiecen las clases. Será mejor que me de prisa. Menos mal que anoche dejé mi ropa aquí.
A los pocos minutos salgo ya peinada y vestida y veo que Izan está sentado en la cama.
— ¿Ya estás? —pregunta al verme.
— Sí.
Él coge su mochila y al salir de la habitación cruzamos el infinito pasillo. Yo le sigo, ya que no se dónde están las clases.
— Que sepas que sigo enfadada —le miro.
— Perdón... no quería que llegaras tarde tu primer día.
Me quedo callada al no saber qué responder a eso. Creía que no lo había hecho con buena intención.
~ ~ ~
— Aquí es.
Entramos en el aula y no puedo evitar las miradas de toda la clase. Todo el mundo está alborotado. De pie, sentados sobre las mesas...
Empiezo a mirar por todas partes para ver dónde me siento. Veo que Izan se sienta junto a Jack.
— ¡Eh, eh! —escucho una voz y me doy la vuelta— Aquí hay un sitio libre —dice una chica de pelo rosa que me invita a sentarme a su lado.
Yo pongo mi mochila en el suelo y miro a Izan que está hablando con Jack.
— ¿Cómo te llamas? —me pregunta la chica por lo que yo me doy la vuelta.
— McKenzie —le respondo.
— Bonito nombre.
— Gracias —le sonrío.
— Yo soy Noora —ella me devuelve la sonrisa.
De repente entra la profesora dando un portazo y haciendo que todo el mundo se siente y la clase se quede en completo silencio.
— Buenos días —dice con tono amargo.
— Buenos días —responden solo algunos.
La mujer se sienta y saca varios libros de su bolso de cuero.
No parece que tenga muchos amigos. Seguro que los ha espantado a todos con esa cara de bruja. Es de rostro delgado y arrugado. Sus gafas se sostienen en el puente de su nariz aguileña. Tiene los labios finos y rosados, apenas se le ven. Y su poco pelo platino está recogido en un moño bajo.
Cuando me doy cuenta ya está pasando lista y me nombra.
— Aquí —digo justo después de alzar mi mano. Ella se me queda mirando.
— ¿Y esta señorita...? Nunca la había visto por aquí...
— Vino ayer —interviene Jack.
— ¡Cállese! Nadie le ha pedido opinión.
— No era una opinión, era un comentario —vuelve a intervenir Jack.
— ¿Me acaba de contestar...? —pregunta la profesora con tono de superioridad bajando sus gafas y clavando la mirada en Jack.
— Eh... no...
— No me vuelva a contestar.
— Vale... —dice él algo asustado.
— ¡Que no me conteste he dicho!
La profesora se aleja lentamente de Jack y el único sonido presente en la clase son las pisadas de sus tacones.
— Por dónde iba... ¡Ah, sí! ¿Cómo se llama? —pregunta dirigiéndose a mi.
— Lo acabas de decir pasando lista... —interviene Jack con un hilo de voz, pero la profesora le escucha y le envía una mirada asesina.
— Soy Sarah McKenzie —digo por fin.
— Hum... Señorita McKenzie... —la profesora me mira detenidamente y tan de cerca que casi puedo verle los pelos de la nariz— Muy bien, prosigamos la clase.
No se qué responder a eso. Miro a mi izquierda, donde se encuentran Izan y Jack. Este último me envía una cara de qué-se-le-va-a-hacer y yo hago una mueca.
La profesora sigue pasando lista e Izan me pasa una nota en la que pone: Atención con el apellido. Lo miro extrañada y él asiente. No sé qué a querido decir con eso.
La profesora termina de pasar lista y dice:
— Para los que no me conozcáis —me mira—, soy la Srta. Malone, todo lo que querráis saber de mi, no os interesa —y a esto último añade una sonrisa falsa.
Espera, espera, espera... Miro a Izan y me enseña una libreta suya y señala la etiqueta en la que pone su nombre, Izan Malone. Ahora lo recuerdo. Si el Sr. Malone es su tío... No puede ser...

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ONLY WORDS (editing)
Ficção AdolescenteDurante estos 17 años de vida siempre he creído que todo lo que las personas dicen son tan solo palabras sin importancia. Palabras sin sentido ni argumento. Palabras que se dirigen directas a la boca sin recorrer mente y alma antes. Pero la vida me...