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El silencio y la rigidez se esfuman justo en el momento en el que la Sra. Malone sale por la puerta de nuestro aula.

Todos se levantan y aprovechan para hablar antes de que llegue el siguiente profesor. Hay chicos sentados encimas de las mesas. Otros de pie hablando. Otros correteando como críos alrededor de la clase...

Yo me giro y llamo a Izan. Él se levanta, se acerca a mi pupitre y me mira esperando a que le hable.

— Ella... la Sra. Malone... ¿es tu tía? —digo aún horrorizada.

— Sí... —contesta él con mala cara.

— Pero... ¿cómo puede tu tío haberse enamorado de alguien así?

— Ya, yo tampoco lo entiendo... de todas maneras, da igual, ¿qué mejor que tener a tus tíos preferidos en el internado? —no podía notarse más el sarcasmo en esas palabras.

— ¿Qué te ha parecido tu primera clase, Mc? —preguntó Jack que se había metido en la conversación.

— Pues no me la esperaba así, a estado genial, he aprendido muchísimo y no me he aburrido para nada... ¿qué digo? ¡La mejor clase de la historia! Ojalá todas mis clases fuesen así —los tres no podíamos dejar de reír.

Vi que Emma se acercó a Izan y empezaron a hablar, pero seguí hablando con Jack.

— Me alegro de que te haya gustado esta clase —dice Jack con una amplia sonrisa y yo no pude oprimir mi risa.

— Oye Jack —él arqueó las cejas —,¿Por qué le hablas de esa manera a la Sra. Malone? ¿No te da miedo de que te manden al aula de castigados o... algo peor?

— ¿O algo peor? —Jack soltó una sonora risa— La Sra. Malone ladra pero no muerde. Ya sabes lo que se dice: perro ladrador poco mordedor; como mucho te manda al aula de castigados, he estado tantas veces en ese sitio que hasta le he cogido cariño.

— ¿En serio? —cuestiono ya más despreocupada.

— En serio. Es más, en el aula de castigados es donde conocí a tu gran amigo Izan.

— ¿Izan, en el aula de castigados? ¿En serio?

— Créetelo.

— ¿Y por qué lo castigaron? —pregunto abriendo los ojos con curiosidad —Él no me ha contado nada.

Jack, que estaba de brazos cruzados, se apoya en mi mesa acercándose más a mi y baja su tono de voz, como si no quisieran que lo escuchasen, aunque con el ruido que se había levantado existían pocas probabilidades.

— Nadie sabe nada sobre eso, él nunca ha querido decírmelo por más que he insistido.

— ¿En serio?

— Oye, chica, ¿no te cansas de preguntar lo mismo? —dice riéndose.

— Perdona —le sigo la risa.

— No importa, después hablamos —se despide con una amplia sonrisa y yo asiento.

Jack se une a la conversación de Izan y Emma, pero yo prefiero quedarme sentada; soy demadiado joven para morir apuñalada por una de las miradas penetrantes de Emma.

— Oye chica, me gusta tu pelo —dice mi compañera de mesa, Noora.

—Eh... ¿gracias? —digo extrañada, ya que nunca antes nadie me había hecho un cumplido sobre mi pelo.

— No hay de qué —dice sin pensárselo dos veces.

— A mi me gustan tus mechas rosas —son muy llamativas para mi gusto, pero hay que admitir que le quedan bien.

ONLY WORDS (editing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora