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Hola. Por favor, si están disfrutando de la historia, no olviden dejar una estrellita y un comentario, por más cortito que sea. Me gustaría que esta historia siga creciendo en la plataforma, pero necesito de la colaboración de ustedes para que suceda. Se los pido de corazón. ¡Muchas gracias! ♥


Nunca le importó demasiado el lugar.

Clara había leído suficientes historias de amor como para saber que el espacio era irrelevante. Las mejores citas dependían de la compañía y de qué tanto deseaban estar ahí, compartiendo tiempo el uno con el otro. El sitio más ordinario podía convertirse en el más increíble. Al final, se trataba de los pequeños detalles. Sin embargo, esa noche contempló maravillada los candelabros resplandecientes que colgaban de aquel restaurante elegante donde Luca la había llevado. En medio de la mesa que él reservó, justo al lado del balcón porque desde allí podían ver el cielo estrellado, había un juego de velas encendidas. Y en volúmen agradable, sonaba un listado de clásicos románticos que le dieron vibras de encontrarse en una película del género. No solo estaba maravillada porque pudo usar ese vestido champagne de escote sútil y tirantes finos que llevaba guardando para una ocasión especial, si no también porque podía ver a Luca vestido con camisa y saco negro, sin dudas era el hombre más atractivo del recinto.

Y ella era la afortunada que podía tomar su mano, extenderse para besarlo y tocarlo de cualquier manera.

—¿Y cómo encontraste este lugar? —preguntó, a mitad de la cena. Luca se dedicaba a rellenar nuevamente las copas de vino.

—El dueño es un conocido. Un viejo cliente mío —comentó—. Estuve aquí cuando inauguró hace un par de años. Siempre me pareció el sitio ideal para una cita.

—Entonces... ¿Traes aquí a tus citas?

Luca rió ligeramente y negó.

—Eres la primera —aseguró—. Hago cosas como estas si realmente siento que es algo especial. De otra forma, no puedo hacerlo. No me nace.

—Uf, es un alivio —bromeó—. Eso quiere decir que no soy una más del montón.

—Por dios, Clara. No. No eres una más —pronunció con seguridad—. De hecho, te traje aquí para algo más que solo comer.

Clara levantó las cejas, sonrojada.

—Espera. ¿Vas a pedirme casamiento? —volvió a bromear. Sabía que no era así.

—Bueno, aún no. Pienso que sería mejor disfrutar cada etapa.

—¿Entonces?

—El otro día, dijiste que querías presentarme oficialmente a tus padres.

—Sí. Quiero hacerlo.

—Y a mí me parece bien —coincidió—. Pero, ¿sabes? Soy un poco antiguo en estas cuestiones. No te burles de mí —se atajó en cuánto vio una sonrisa burlona asomarse en el rostro de la chica—. No puedo cambiar mi forma de ser —agregó divertido.

—Y no quiero que lo hagas. Por nada del mundo —remarcó—. ¿Hacia dónde vas con todo esto, señor misterioso? —se mofó graciosa.

—Si lo haremos oficial, lo haremos bien. Tienes que saber que quiero estar a tu lado, Clara. Quiero ver como cumples tus sueños, despertar a tu lado todas las mañanas y abrazarte cuando estás triste. Tal vez suena apresurado, pero me cuesta imaginar una vida sin ti. ¿Sabes? Es lo que siento —trató de expresar sus emociones—. ¿Quieres ser mi novia? O mejor dicho, ¿me das el privilegio de ser tu novio?

Clara tuvo que quitarse rápidamente las lágrimas para no estropear el bonito maquillaje que se había hecho. Lágrimas de emoción. Los sentimientos más bonitos que había experimentado en mucho tiempo. Se rió por la manera en que Luca reformuló la pregunta de un modo ingenioso y acabó estupefacta por el delicado collar que él traía en una cajita. Era una fina cadena color plata con un dije de cristal en forma de corazón.

Tú y yo, para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora