LA CALMA QUE VIENE DESPUÉS

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—Que rico sabes –dijo recostada a mi lado mientras pasaba delicadamente las yemas de los dedos por sus labios.

Su rostro tenía una tonalidad hermosa con la luz que se filtraba por la ventana. Su cabello rubio brillaba y mientras lo sacudía admiraba nuevamente su bella figura.

No podía hablar, estaba realmente agotada y seguía en estado de trance con ligeras sacudidas en mi cuerpo cada vez que sentía su tacto.

—Tengo frío, tápame –alcancé a decirle. Me dio una sonrisa.

—Deja te ayudo –me abrazó colocándome sobre ella con mi cabeza en su pecho. Nos cubrió con el edredón y comenzó a acariciar mi espalda suavemente, yo me erizaba y temblaba.

—¡Qué me hiciste! –le dije con voz juguetona– no puedo moverme, siento que me robaste media vida ¿eres una vampiro? ¿quieres mi sangre ahora?

—Tonta –comenzó a reír acariciando mi espalda baja.

Me acomodé a un costado sin dejar de abrazarnos, puse una pierna sobre ella y acariciaba su abdomen dejando besitos en su clavícula.

—¿Podemos dormir un ratito? Te prometo que si me das diez minutos seré yo quien te haga tocar el cielo –le dije sintiendo mis mejillas rojas.

—Yo también estuve ahí contigo linda –me dio un tierno beso que me supo a gloria.

—Qué rico besas –suspiré.

—Qué rico sabes –respondió y me hizo sonreír, sé a qué se refería.

Nos quedamos en silencio y yo podría morir ahí feliz en sus brazos. Dormí profundamente.

Cuando desperté ya era de noche ¿había sido un sueño? Me incorporé angustiada buscando algún rastro de ella. Nada. Miré hacia donde se suponía estaba y en realidad parecía que alguien durmió ahí. Abracé su almohada cerrando los ojos y percibí su aroma. Sonreí. Al abrirlos vi una pequeña nota en la repisa de su lado de la cama:

«Cielo lamento haberme ido sin despedirme pero dormías profundamente que no quise despertarte. Te adoro, fue hermoso hacerte el amor. D».

Esa chica no sólo era un monumento tallado por los dioses, era divertida, inteligente, talentosa, besaba rico, cogía divino y encima dejaba notas románticas... ¿era real?

Suspiré esbozando una sonrisa al recordar lo sucedido. Di un grito ahogado en mi almohada de lo contenta que me sentía.

Tomé el cel y le respondí:

«Me diste el mejor día de mi vida. Soy más tuya que mía desde hoy. La próxima vez tú sentirás lo que yo ahora».

Eran casi las 10:00 pm. Me recosté abrazada a su almohada. Volví a sentirme exhausta y nuevamente me dormí.

LA CHICA DE MIS SUEÑOS (Dany Villarreal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora