DUELE VERTE

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Manchó con harina su nariz. Daniela respondió haciendo lo mismo mientras limpiaba el desorden que tenían en la cocina haciendo esas horribles galletas. Mi tonta amiga la abrazó y plantó un beso en su mejilla, no podían pasar cinco minutos separadas.

Parecían olvidarse del mundo cuando estaban juntas. Mi presencia estaba de más así que me levanté de la barra y tomé a mi amado gato.

—¿A dónde vas? –cuestionó mi hermana mayor.

—A jugar con este bello –abracé a mi gatito hermoso–. Me avisan cuando esté todo listo.

Eran como una pareja de película romántica –que por cierto me chocan–, odiaba admitirlo pero eran la una para la otra. Nunca había visto a Dany realmente enamorada ni a Marcela tan feliz. Tenían ocho meses juntas y contrario a mis pronósticos su relación cada día era más fuerte. Mientras tanto yo la había pasado fatal, especialmente en el encierro por la pandemia.

Sentía que me faltaba el aire cuando estaba cerca de ellas. «Debí ser yo» –pensaba mientras salía al patio a respirar tranquila.

Tenía esa tonta idea de que probablemente un día terminaríamos juntas. La quise en secreto desde los 16 y me arrepiento de no haberle dado alguna señal de lo que sentía antes de que se fijara en ella. Tal vez todo sería diferente.

Tenía mucho miedo de perder a mi mejor amiga y ahora la estoy perdiendo de todas formas. Creí que tenía tiempo. Hoy entiendo que las cosas deben decirse y hacerse en el momento que las sientes porque la vida no siempre sale como la planeamos y el tiempo no puede recuperarse, no nos pertenece.

Pensé tantas veces en confesarle lo que sentía pero sólo me hablaba de lo enamorada que estaba. Quise contarle a Daniela pero nunca tuve el valor ¿Qué iba a decir? «Deja a tu novia porque yo la quise antes que tú» como si eso hiciera que Mar, mi Mar sintiera lo mismo.

No pensé que mi hermana se enamoraría de ella. Supuse que le rompería el corazón y yo estaría para consolarla. Con el tiempo se daría cuenta que yo era la indicada y nos reiríamos de la anécdota. El plan no salió como esperaba.

Ya no puedo ni quiero sentirme así. La amo y también a mi hermana, tanto como para haberme guardado lo que sentía. Sin embargo también tengo amor propio y estoy decidida a dejar de sufrir absurdamente por algo que jamás será. Uno tiene que saber elegir sus batallas y sé muy bien que no había forma de ganar esta. Ella jamás me vio de otra manera.

Siempre seremos amigas y deseo en verdad que sea muy feliz con Dany, algo me dice que estaban destinadas a encontrarse. Sé que un día tendré una relación así de linda y sé que en algún lugar del mundo está mi persona. Ya nos encontraremos. Sabremos al vernos que nos habíamos estado buscando.

Le hice unas canciones, no sé si saldrán a la luz pero fue la única forma que encontré para lidiar con el aplastante dolor, la mejor manera que tuve para decirle por última vez que la amaba y poder dejarla ir.

—¡Paulina ya están las galletas! –Me avisó Dany desde la cocina.

—¡Ya voy, no se coman todas! –Grité tirada en el pasto.

El sol estaba poniéndose, perfecta tarde de melancolía. «Es lo mejor» pensaba mientras veía el cielo cambiar de tonalidad.

No pude contener mis lágrimas. Mi amor adolescente terminaba con esa ilusión rota.

Todo pasa y esto también pasará –me dije en voz alta limpiando mis últimas lágrimas por ella.

LA CHICA DE MIS SUEÑOS (Dany Villarreal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora