ESAS NOCHES (+18)

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Recorría con las yemas de sus dedos mi piel haciendo que se erizara a su paso. Disfrutaba verme ruborizada sin poder ocultar el deseo que su tacto me provocaba.

Acercó su rostro al mío y ambas cerramos los ojos. Sentía su respiración tibia, su aroma inundaba el aire que respiraba.

Ambas estábamos totalmente desnudas en la cama, nos gustaba dormir así, sintiendo el calor de nuestros cuerpos en esa necesidad de fundirnos piel con piel, de sentir que nos pertenecíamos.

Instintivamente la atraje hacia mí haciendo chocar nuestros cuerpos que demandaban proximidad. Ninguna de las dos daba el primer beso que desencadenaría todo el deseo contenido. Era sumamente erótico.

Hundió sus dedos en mi cabello revuelto y acariciaba mi nuca descendiendo hasta mi espalda haciéndome dar pequeños gemidos.

Respondí presionando ligeramente mi pierna en su intimidad mientras acariciaba su trasero. Eso la hizo gemir e hizo que arañara mi piel provocándome un dolor placentero.

Comenzó a acariciar mis pechos suavemente. Apenas y los rozaba con sus yemas mientras yo sentía descargas eléctricas. Era una delicia.

Mis dedos subían por su cintura hasta llegar a su espalda, recorriendo su piel suave con delicadeza. Eso la excitó y arqueó su cuerpo dejando su cuello expuesto, tentándome a besarlo y desencadenar todo. No pude resistirme ¿Quién podría?

Me fui sobre ella rodeándola por la cintura con fuerza, estrujando su cuerpo contra el mío mientras daba besos y mordiscos en su cuello. Sus gemidos me excitaban tanto que tuve que controlarme para no dejarle marcas.

Entrelacé mis manos con las suyas y las sujetaba contra la cama. No hizo ningún intento por moverse, por su respiración agitada entendí que me cedía el control. Bajé a sus senos besándolos, lamiéndolos y a ratos mordiéndolos ligeramente haciendo que sus gemidos no cesaran.

Mi boca descendía por su abdomen hasta llegar a su intimidad. Sus manos se aferraban a las sábanas mientras yo deslizaba mi lengua en su sexo haciéndola gemir aún más. Llevó sus manos a mi cabeza indicándome que estaba lista.

—Hazlo ya –Dijo con la voz agitada– quiero sentirte dentro de mí.

—¿Te gusta cómo te lo hago? –respondí mientras dejaba que mis dedos hicieran su trabajo penetrándola poco a poco haciendo que lo deseara más.

—Siente lo mojada que estoy, así me pones ¡Ahhh! –Escucharla así aumentó mi deseo de sentirla con más fuerza.

Subí hacia su boca y mientras la penetraba una y otra vez, intentaba ahogar sus gemidos con mis besos hasta que la hice terminar. Mis dedos bañados de ella, el calor de su piel, sentir el temblor de su cuerpo estando aferrada a mí, todo eso era lo que yo llamaba paraíso.

Me recosté a su lado dándole besos con ternura. Estaba exhausta, pero la noche apenas comenzaba.

—Es mi turno –dijo con esa mirada llena de deseo.

LA CHICA DE MIS SUEÑOS (Dany Villarreal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora