Ellos creían en las casualidades, que todo pasa por algo y en el momento justo.
Jamás se atrevieron a cuestionar los juegos del destino y sus maniobras pero esta vez había llegado demasiado lejos.
Nadie les dijo que su gran y extraño encuentro iba...
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Si había una palabra para definir las sierras de Córdoba, era CAOS. Llegamos y fuimos directamente al predio a probar sonido con la mitad del equipo, mientras que el resto del staff llevaba nuestras cosas al hotel. La entrada, como dije, fue CAOTICA. Estaba todo el lugar minado de gente desde kilómetros antes de llegar al lugar. Yo no podía creer la dimensión que había tomado la banda. En el camino veníamos chusmeando desde la camioneta a toda la gente que andaba afuera y nos sorprendimos al ver a varios fans de la banda con nuestro merch y carteles para nosotras. La explosión que eran las redes sociales mencionándonos en comentarios de Instagram y Twitter nos preparaba un poco de lo que se iba a venir pero probablemente no iba a caer en cuenta de lo rápido que habíamos crecido hasta que estuviera palpandolo en el escenario. Sin embargo, mi corazón y mi cuerpo lo presentían generándome una adrenalina desde temprano.
Era nuestro primer show grande, nuestro primer show en solitario en un evento inmenso. En esa prueba de sonido sentía que el predio nos iba a absorber y que el escenario nos iba a tragar en cualquier momento. No quería recaer, no quería pensar al respecto pero sabía que el único que tendría algo para decirme y transmitirme calma, era Patricio.
Cómo si lo estuviera invocando, los vimos llegar y subir al escenario mientras practicábamos. No era una sorpresa para mí verlo, es más, me esperaba que se aparecieran porque quedaron en llegar un poco antes, más que nada para que mis hermanas pudieran vivir esta experiencia acompañadas a ellos. Lo único que agradecía es que habían llegado al ensayo solos.
Y con "solos", me refiero a Sofía.
El ensayo venía bien pero de los nervios terminamos pelotudeando arriba del escenario, tocando y cantando cualquier cosa, entendiendo que era un mecanismo de defensa necesario para que podamos bajar un cambio y quitarle algo de tensión a la situación que conllevaba aquel enorme escenario.
-¡Pero qué locura, papá!- gritó Gastón subiendo al escenario.
