Ellos creían en las casualidades, que todo pasa por algo y en el momento justo.
Jamás se atrevieron a cuestionar los juegos del destino y sus maniobras pero esta vez había llegado demasiado lejos.
Nadie les dijo que su gran y extraño encuentro iba...
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Después de la sesión de mimos más hermosa que tuve con Pato, nos levantamos y nos fuimos directo a duchar. No fui tan fuerte ante mis deseos ni los ajenos, y no pude detener sus besos peligrosos que derivó en una nueva explosión de nuestros bajos instintos. Ahre. Tuvimos sexo en el baño, tampoco la pavada.
Había extrañado muchísimo hacer todo con él, porque en realidad vivíamos pegados. Nos bañabamos juntos, dormíamos juntos, comíamos juntos, componíamos juntos, entrenábamos juntos, el noventa por ciento de nuestra vida la vivíamos juntos; y sentí un desarraigo horrible cuando nos separamos, será por eso que me veía incapaz de soltarlo.
Sentir la calma que me brindaban sus abrazos de contención, me hacían pensar que ese era mi lugar favorito en el mundo, y que nadie me iba a sacar de ahí. Nadie, nunca más, iba a lograr sacarme de mi hogar. Porque Patricio era eso para mí.
Mi hogar.
Era extraña la mezcla de emociones que tenía. Me sentía muy acompañada por el equipo, por mis hermanas y los chicos, especialmente por Pato, pero a la vez un bajo porcentaje de gente me estaba odiando en las redes y la verdad es que, toda la situación me tenia un poco tensa. No es que quería quedarme en la mierda del día porque entendía que no podía hacer NADA para revertir todo lo que sucedió, pero igual sentía un poco de bronca e impotencia.
Como si leyera mis pensamientos, Pato dejó un beso en mi cabeza después de salir de la ducha y se mantuvo abrazándome por detras.
-Todo va a estar bien, mi amor. No pienses tanto.- sentí sus labios en mi hombro y sonreí pequeño.
Por Dios, si él me pedía mi vida, yo se la daba sin pensar.
Una vez salimos del baño, los dos encaramos para vestirnos.
-Amor, me encantas.- murmuré mientras me desenredaba el pelo.- Pero no te pongas la gorra celeste, me aniquila.- dije por lo bajo y él negó riendo.
-¿Por qué, bebe? Está re fachera.- comentó despreocupado, mientras se ponía la ropa interior.
-Es súper fachera.- repetí mirándolo a través del espejo.- Pero no te combina con nada.- expresé y largó una risa.
-Bueno, pero a mí me gusta. Además me la regalaste vos.- yo rodé mis ojos y negué.- Es mi favorita.
-Bueno, pero te la regalé para que la uses de vez en cuando.- levanté mi pelo en un rodete despeinado para no mojarme la espalda y caminé hasta la valija para ver qué corno me ponía.
-Tantos años saliendo con Sofía y no aprendiste nada de la moda.- dije buscando entre mi ropa.
-¿Eh?- carcajeó por lo bajo.-¿Vos me estás criticando como me visto?- alcé la vista y ví su ceja levemente arqueada y una sonrisa burlona.
