3.-Frustración

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Jimin suspiró de frustración mientras tachaba otro aviso clasificado del periódico

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Jimin suspiró de frustración mientras tachaba otro aviso clasificado del periódico. Llevaba todo la mañana sentado en la pequeña y desvencijada salita de su diminuto departamento, ojeando avisos de empleo junto a Taehyung, pero no lograban encontrar nada interesante. El pasado delictivo de ambos era un gran impedimento; por sus antecedentes penales, nadie quería contratarlos, sin importar que ahora fueran hombres reformados y genuinamente dispuestos a rehacer sus vidas.

Jimin tenía estudios en administración de empresas y algunos años de experiencia gerencial gracias a un pequeño negocio propio que montó poco después de graduarse. Luego entraría a trabajar en las empresas de los Jeon. Antes de que la ambición lo llevara por el mal camino, él había sido un estudiante aplicado y dedicado, egresando incluso con honores. Tenía un futuro brillante y prometedor. Pero ahora, después de cuatro largos años en prisión, todo ese esfuerzo y sacrificio parecían completamente en vano. Ninguna empresa medianamente importante quería arriesgarse a darle trabajo con semejante mancha en su historial.

Taehyung, por su parte, era pintor. Un artista excepcional, con un talento innato para crear lienzos que parecían cobrar vida propia ante los ojos del espectador. Sus cuadros eran muy elogiados y admirados por todos quienes tenían la dicha de apreciarlos. Si no fuera por ese trágico y funesto error que lo llevó a pisar la cárcel hace ya 6 años, ahora podría estar viviendo holgadamente, codeándose con la alta sociedad y vendiendo sus magníficas obras en las galerías de arte más prestigiosas. Pero esas posibilidades también se le habían cerrado abruptamente, dejándolo varado en un callejón sin salida.

Ambos habían pagado sus respectivas deudas con la justicia, cumpliendo totalmente sus condenas sin generar el menor conflicto. Pero la sociedad se empecinaba en no darles una segunda oportunidad. La marca de "ex convictos" parecía que los perseguiría implacable e indefinidamente, negándoles perpetuamente cualquier atisbo de redención.

Habían asistido a varias entrevistas, pero siempre recibían la misma respuesta. Era contradictorio, ya que durante las charlas telefónicas se mostraban entusiasmados con su experiencia y currículum, pero en las entrevistas físicas, la realidad era otra. Al finalizar, siempre les daban las gracias y les comunicaban que no podrían contratarlos.

Con un gesto de impotencia, Jimin estrujó el periódico entre sus manos, arrugándolo por completo, y lo lanzó sobre la pequeña y vieja mesa de la salita descascarada. La mesa se tambaleó peligrosamente por el repentino impacto, amenazando con desarmarse completamente debido a lo carcomida que estaba por las polillas y la humedad ambiental.

—¡Es completamente inútil! —estalló Jimin, descargando parte de toda la frustración acumulada—. Por más que busquemos, no vamos a encontrar nada. Nadie va a querer darnos una maldita oportunidad laboral.

Taehyung posó una mano sobre el hombro de su amigo, en señal de apoyo moral y comprensión por el momento difícil.

—No te rindas aún, Jim. Algo bueno saldrá, ya lo verás —dijo con su acostumbrada voz serena y pausada, en un intento de apaciguar los ánimos crujientes—. Solo necesitamos tener paciencia y persistir un poco más en la búsqueda.

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