Cuatro años después de traicionar a Jungkook por dinero, Jimin sale de prisión para enfrentar a su pasado. Jungkook, ahora con una familia, advierte a Jimin que cualquier amenaza hacia ellos no quedará impune.
-No te preocupes, Jungkook -susurró Jim...
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Años atrás......
Jimin se sintió cada vez más ansioso. Hacía semanas que había contratado a un hombre para que se acercara a Amy y la sedujera, pero la estúpida no cayó en la trampa. Al parecer, su amor por Jungkook era genuino, lo que planteaba un problema.
No tuvo más opción que fabricar pruebas falsas. Un hombre interceptaría a Amy, la drogaría y tomaría algunas fotografías comprometedoras. Aprovechando que Jungkook estaba de viaje al extranjero, lo mejor sería que las fotos fueran tomadas en el mismo apartamento de Jungkook para que parecieran más creíbles.
Sabía que estaba yendo demasiado lejos, pero Jungkook le había confiado hace varias semanas que pensaba pedirle matrimonio a Amy. Al principio, Jimin pensó que la familia de Jungkook lo impediría, ya que Amy era una mujer de bajos recursos. Para su sorpresa, Jungkook se impuso ante ellos, lo que ocasionó este problema.
Ahora, los padres de Jungkook amenazaban con desheredarlo y quitarle la presidencia de la compañía. Aunque eso no le importaba tanto, el verdadero problema era que, si esto sucedía, los Jeon descubrirían sus malversaciones en muy poco tiempo. Jimin no podía permitir eso, especialmente estando tan cerca de juntar el suficiente dinero para fundar su propia empresa.
Había logrado esta posición porque Jungkook siempre confiaba ciegamente en él y nunca revisaba ni cuestionaba sus manejos con la empresa.
Ahora esperaba con ansias aquellas fotografías que confirmarían la traición de Amy. También se había encargado discretamente de que Jungkook empezara a desconfiar gracias a algunos rumores. Incluso Jimin se le salió diciéndole que había visto a Amy en algún lugar con alguien, y él mismo argumentó que tal vez era algún familiar o amigo.
Se encontraba en el sillón de su departamento, mientras iba por su sexta o séptima copa de licor. Aquel hombre debía haber enviado ya las fotografías a Jungkook ese mismo día, ya que en esa tarde regresaba de su viaje; no habría otra oportunidad así de buena. Nuevamente miró su teléfono y nada, no había notificaciones, no había nada. Al parecer este hombre no había logrado su cometido. Suspiro preocupado. ¿Y ahora qué debía hacer? ¿Debería huir?
De repente una llamada lo sacó de sus pensamientos. Rápidamente contestó.
— ¿Señor Park? —dijo una voz al otro lado de la línea.
—Sí, dime, ¿Cómo te fue? ¿Qué Paso? —dijo nervioso
—Estaba en eso, pero... —dijo el hombre
—Pero ¿qué? —preguntó Jimin, preso del miedo. ¿Lo habían descubierto tal vez?
—Justo cuando acababa de tomar aquellas fotografías, el señor Jeon llegó inesperadamente al departamento.
Jimin sintió que se le bajaba la sangre a los pies. Todo se había arruinado. No predijo que a Jungkook se le ocurriría llegar antes. Había hablado con él y éste no le había comentado nada.
