20. El fin no siempre es el fin

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Sin dar tregua al volante, Taehyung conducía sin rumbo fijo, sintiendo la tensión acumulada en cada giro del camino. Mientras tanto, en su mente, las palabras del documento que había llegado a su estudio de arte resonaban una y otra vez, como un eco incesante. El contenido de ese documento, que había caído como un golpe inesperado en su vida, lo consumía por completo. Cada frase, cada línea, parecía esculpirse en su mente, llenándolo de incertidumbre y preocupación.

"Por la presente, le notificamos que se ha iniciado un proceso de revisión judicial en relación con el caso 102247 que se llevó a cabo en este tribunal el 18/11/2015. La revisión se llevará a cabo para evaluar los procedimientos judiciales y determinar si se cometieron errores legales significativos que puedan justificar una modificación del veredicto original."

¿Acaso Min Yongui estaba loco? ¿Qué significaba todo eso? Taehyung se preguntaba si esto lo incriminaría nuevamente. Esa era la posibilidad más probable, pero no lo permitiría. Tenía videos y pruebas en su celular esta vez, Yongui no saldría victorioso. Con esto, Taehyung haría de su vida un infierno; estaba seguro de que a Yongui no le alcanzaría la vida para pagar lo que le debía. Si pensó que había sufrido en estos últimos tres años, ahora sabría lo que era sufrir de verdad.

Estacionó su auto y se dirigió rápidamente al departamento de Yoongi. Al llegar a la puerta, intentó ingresar la contraseña, pero para su sorpresa, esta no funcionaba. Lo intentó varias veces, cada vez con más frustración. ¿Acaso Min había cambiado la clave? Con más enojo, tomó su celular y marcó el número de teléfono, pero su llamada fue directamente al buzón de voz. Después de 20 minutos, se resignó y se fue a casa. Si Min quería luchar en el juzgado, Taehyung se encargaría de encontrar la mejor defensa para no dejarse vencer como en el pasado.

Al otro lado de la puerta, Yoongi se encontraba sentado, con las lágrimas brotando de sus ojos. Era el principio del fin.

Jimin se encontraba sentado en aquella reluciente oficina, con la mirada fija en los documentos

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Jimin se encontraba sentado en aquella reluciente oficina, con la mirada fija en los documentos. Aun no podía creerlo: era el dueño del patrimonio de los Jung. Había conseguido todo y más de lo que jamás soñó, pero su corazón seguía sin sentir nada, desde aquella noche hace tres años. Lamentablemente, en ese tiempo tuvo que ser sincero con Hanni. Le confesó que era gay, incluso todo lo demás: su relación con Jungkook, su trato con su abuelo. Después de esto, Hanni se marchó de casa. En aquel momento, Jimin pensó que ella pediría inmediatamente el divorcio, pero después de no verse un par de semanas, ella volvió a la casa y decidió quedarse al lado de Jimin, en aquel matrimonio solo por apariencia.

Pero en realidad, no era tan fácil. A pesar de que ambos habían aceptado las circunstancias de su matrimonio, durante estos años siempre hubo discusiones. Hanni le exigía que la amara, él quería hacerlo, pero no podía. Incluso, por alguna extraña razón, tampoco pudo darle un hijo. Después de la muerte del abuelo Jung, Jimin habló con Hanni y le hizo saber que él estaría dispuesto a separarse de ella y que ella consiguiera una nueva pareja; él no se opondría y ella tendría el patrimonio que por ley le pertenecía. Pero Hanni negó rotundamente.

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