⋟ 6.

135 18 6
                                    


El reloj marcaba la medianoche cuando Minhyung se sumergió en la penumbra de su oficina. La luz de la luna se filtraba tímidamente por las cortinas, pintando sombras en las paredes. El líder espiritual, consciente de las expectativas y la reputación que llevaba consigo, sabía que su identidad debía permanecer oculta mientras exploraba los límites de lo espiritualmente prohibido con Minseok.

Con una destreza meticulosa, seleccionó cuidadosamente un atuendo que oscureciera su figura, ocultando la opulencia que acompañaba su posición social. Un abrigo negro, una bufanda oscura y un cubrebocas se convirtieron en sus aliados, envolviéndolo en un manto de misterio que contrastaba con la elegancia que normalmente exhibía en público. Sus ojos, sin embargo, permanecían inalterados, centelleando con la misma intensidad que revelaban su verdadera naturaleza.

Antes de salir, se acercó a un espejo, admirando la transformación que había llevado a cabo. Pese a que sus rasgos eran conocidos por muchos, la disposición de las sombras y la tela que ocultaba su rostro desdibujaban cualquier rasgo reconocible. Estaba listo para sumergirse en la noche sin que su identidad fuera descubierta.

Al otro lado del lugar, Minseok esperaba en silencio en la capilla lateral, aún procesando la serie de eventos que los habían llevado hasta aquí. La experiencia en la capilla había dejado una marca indeleble en su memoria, y la perspectiva de salir con Minhyung en medio de la noche le provocaba una mezcla de emoción y vergüenza.

Minhyung se acercó con pasos silenciosos, su presencia envuelta en un halo de misterio. Al llegar junto a Minseok, detuvo su marcha, sus ojos oscuros observando al joven creyente con una intensidad apenas disimulada. Minseok, si bien podía sentir la mirada de Minhyung sobre él, evitaba encontrarse con esos ojos que parecían desentrañar los rincones más íntimos de su ser.

—Minseok —Lo llamó con voz suave, rompiendo la quietud que pesaba en la capilla. 

Minseok alzó tímidamente la mirada, sus ojos reflejando su inocencia y curiosidad. El mayor, con la destreza de un depredador que acecha a su presa, rodeó al joven creyente, como si estuviera evaluando cada gesto y expresión.

—¿Qué te gustaría comer?—preguntó, su tono de voz llevando consigo una calidez engañosa. Pese a que sus palabras sugerían preocupación y consideración, su mirada sugería un interés más profundo, como si estuviera buscando descifrar los secretos ocultos en la mente de Minseok.

Minseok, acostumbrado a una vida más modesta y con un trasfondo humilde, dudó un instante antes de responder. Las preocupaciones económicas y la consciencia de su situación financiera se interponían en su deseo de disfrutar sin restricciones.

—No quiero causarle molestias, Minhyung. Puedo comer cualquier cosa, de verdad...

Minhyung, sin dejar de estudiar cada gesto del otro, sonrió ligeramente ante la respuesta del joven creyente. Su capacidad para percibir la vulnerabilidad de Minseok le daba un placer sutil, como si estuviera saboreando la delicadeza de la presa que tenía ante él.

—Minseok, no te preocupes por eso. Esta noche, lo que quieras es lo que tendrás. 

El menor, aún indeciso, se mordió ligeramente el labio inferior, reflexionando sobre la oferta del otro. Sabía que su situación económica no le permitía indulgencias frecuentes, y la generosidad aparente del líder espiritual lo desconcertaba.

—Realmente, no quiero causar problemas. —Insistió, sus ojos expresando gratitud y, al mismo tiempo, una especie de resistencia a aceptar lo que le ofrecían.

El mayor, con una sonrisa que parecía esconder más de lo que revelaba, se acercó un poco más, reduciendo la distancia entre ellos.

—Minseok, en mi presencia, no hay problemas ni causas de molestia. Quiero que disfrutes de esta noche, sin preocuparte por nada más que tu propio deseo.

Asmodeus ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora