Asmodeus ;; Keria x Gumayusi

⋟ 19.

Las palabras de Minhyung flotaron en el aire, cargadas de promesas y tentaciones. El corazón de Minseok se aceleró, su cuerpo temblaba de anticipación mientras asentía, sus ojos brillantes se fijaban en la intensa mirada del mayor. 

—Sí, Minhyung —susurró, su voz apenas audible. —Confío en ti completamente. 

Una oleada de deseo recorrió las venas de Minhyung mientras presionaba sus labios contra los de Minseok, iniciando un voraz beso. Sus bocas se fusionaron y sus lenguas se entrelazaron en una danza de hambre y necesidad. La naturaleza sumisa del joven creyente le permitió rendirse por completo, su cuerpo amoldándose al cuerpo alto y dominante de Minhyung.

Las manos del mayor vagaban libremente, explorando cada centímetro del cuerpo de Minseok. Sus dedos recorrieron la curva del cuello del menor, bajaron por su clavícula y más abajo hasta la extensión de su pecho. Minseok jadeó durante el beso, su cuerpo arqueándose ante el tacto, ansiando más de la embriagadora presencia de Minhyung. 

Con deliberada lentitud, las manos de Minhyung descendieron más abajo, trazando la superficie del abdomen de Minseok, pasando las yemas de sus dedos a lo largo de la cintura por encima de sus pantalones. La respiración del joven creyente se entrecortó, su cuerpo vibraba con una mezcla de emoción y nerviosismo, sabiendo que esto era solo el comienzo de lo que Minhyung tenía reservado para él.

Rompiendo el beso, Minhyung dejó un rastro de besos y mordiscos calientes por la mandíbula de Minseok, dejando un camino de humedad a su paso. Mordisqueó el lóbulo de la oreja del más joven, su aliento caliente contra la piel sensible.

—Desnúdate para mí, Minseok. —Ordenó, su voz llena de autoridad. —Revélate, en cuerpo y alma.

Minseok obedeció la orden del otro sin dudarlo, sus manos temblaban y sudaban mientras alcanzaba los botones de su camisa. Con cada botón desabrochado, revelaba destellos de su piel suave y pálida, su pecho subía y bajaba con rapidez. La tela se deslizó de sus hombros, exponiendo su delgada figura a la mirada hambrienta del mayor. 

Los ojos de Minhyung recorrieron el cuerpo expuesto de Minseok, devorando cada centímetro de él. Sus dedos ansiaban tocar la piel tersa, sentir el calor que irradiaba el menor. Los pezones del menor se endurecieron bajo la intensidad de su escrutinio, ansiando ser tocados. Las manos de Minseok vacilaron momentáneamente en la cintura de sus pantalones, un destello de duda reflejado en sus ojos mientras se mordía el labio inferior. 

—Quítatelos. Déjame presenciar tu completa rendición.

El líder espiritual notó con satisfacción como su orden era obedecida ipso facto, observó como los dedos de Minseok se movían hacia su cinturón, desabrochándolo lentamente y deslizándolo fuera de las presillas. El sonido del cinturón golpeando el suelo resonó en la habitación, un crudo recordatorio de la dinámica de poder en juego.

Los pantalones hicieron lo mismo, deslizándose por sus piernas y acumulándose a sus pies revelando el bulto de su excitación confinado dentro de su ropa interior. La tela se tensó contra su creciente necesidad, ansiando ser liberado de sus confines. Su cuerpo tembló, su piel se sonrojó con una combinación de anticipación y vulnerabilidad mientras estaba frente a Minhyung completamente expuesto tanto de manera física y espiritual. 

Los labios de Minhyung se curvaron en una sonrisa malvada mientras se deleitaba con la vista que tenía ante él. Prácticamente podía saborear la sumisión de Minseok en el aire. Acercándose, pasó sus dedos ligeramente por el muslo del joven, rozando provocativamente la tela que mantenía cautivo su deseo. La respiración del más bajo se entrecortó, un jadeo escapó de sus labios, mientras anhelaba desesperadamente el toque del mayor.