⋟ 12.

120 14 2
                                    

El sol se deslizaba lentamente hacia el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas mientras el día llegaba a su inevitable fin. Las últimas pinceladas de pintura se aplicaban en las paredes del templo, y el olor a limpiador llenaba el aire mientras los jóvenes terminaban de limpiar cada rincón del lugar sagrado. Minseok se encontraba entre ellos, su mente atormentada por los acontecimientos de la jornada. Aunque había intentado mantener la compostura y continuar con sus labores como si nada hubiera pasado, no podía evitar sentirse inquieto y ansioso, obsesionado con lo que había ocurrido entre él y Minhyung. Cada vez que echaba un vistazo al joven líder espiritual, una oleada de temor lo invadía, preguntándose si alguien más había notado la complicidad entre ellos, si habían sido descubiertos en su acto.

Sin embargo, Minhyung parecía imperturbable, su expresión serena y tranquila mientras supervisaba las actividades finales del día. No había ni rastro de culpa o preocupación en su rostro, como si el incidente hubiera sido olvidado o simplemente no le importara. Esa actitud confiada solo exacerbaba los miedos de Minseok, alimentando sus temores de que algo pudiera salir mal.

Mientras tanto, Minhyung se movía con gracia entre los jóvenes, ofreciendo palabras de aliento y elogios por su arduo trabajo. Si bien su rostro mostraba una calma aparente, había un brillo en sus ojos que revelaba una satisfacción interna por lo ocurrido con Minseok. A pesar de su habilidad para ocultarlo, el joven líder no podía evitar sentirse complacido por el poder que ejercía sobre el menor, un poder que había sido puesto a prueba y encontrado efectivo.

Finalmente, cuando el último rayo de sol se desvaneció en el horizonte y las labores de limpieza llegaron a su fin, Minhyung se despidió de los jóvenes con una sonrisa amable pero distante. Agradeció su dedicación y esfuerzo antes de indicar que podían retirarse a sus hogares. El mayor se sintió aliviado de que finalmente tendría un momento para sí mismo, lejos de su fachada espiritual. Planeaba regresar a su hogar y reflexionar sobre el giro de los acontecimientos con una sonrisa satisfecha en su rostro y una copa de vino en su mano.

Sin embargo, antes de que pudiera siquiera dar un paso hacia la puerta, recibió una llamada que lo sacó de sus pensamientos. Era una noticia que no esperaba y que trastocaba sus planes de descanso y reflexión.

Al otro lado de la línea, la voz agitada de uno de los miembros importantes de la congregación le informaba sobre la repentina enfermedad de su padre. Una sensación de resentimiento y frustración se apoderó de Minhyung mientras escuchaba las palabras preocupadas del individuo al teléfono. Recordó las palabras hirientes y los castigos que su padre le había infligido en el pasado, incluido el doloroso castigo más reciente de arrancarse dos uñas como forma de expiación por sus supuestos pecados.

A pesar de la amargura que sentía hacia su progenitor, sabía que no podía ignorar su deber filial. Apretó los dientes con resignación, reprimiendo el deseo de expresar su verdadera opinión sobre la situación. En lugar de eso, adoptó una actitud de preocupación y preparó su mente para enfrentar la inevitable visita al hospital.

—Estoy en camino —respondió finalmente en tono serio, suspirando con pesar mientras colgaba el teléfono y le echaba un último vistazo a sus dedos aún vendados.

El resentimiento bullía en su interior, una combinación destructiva de ira y frustración por tener que abandonar sus propios planes para atender a su padre enfermo. Pero, a pesar de todo, sabía que tenía que hacer lo correcto, al menos en apariencia. Con una última mirada hacia la iglesia ahora vacía, Minhyung salió por la puerta, su mente llena de pensamientos oscuros y resentidos.


Minseok llegó a su modesto apartamento con la mente aún revuelta por los eventos del día. Cada paso que daba resonaba en el silencio de su pequeño hogar, un lugar humilde pero lleno de calidez y amor. Con todo, en ese momento, la tranquilidad habitual del lugar parecía haber sido reemplazada por una atmósfera cargada de tensión y confusión.

Asmodeus ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora