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Querido lector, la siente entrada es algo largar.  Espero te esté gustando tanto como creo que me gustó escribirlo.

Att: Mike.

—-

Desperté sumido en la confusión. ¿De nuevo estaba soñando? ¿Cómo podía continuar el sueño en la parte donde lo había dejado?
Fui rápidamente a la ventana. Al abrirla, la fresca briza matutina me golpeó de lleno en la cara, poniéndola fría al tacto. Se sentía demasiado real. Literalmente no existía diferencia de una sensación aquí y otra allá.
Sentí entonces que se me cerraba el pecho. Esto no me gustaba ¿volvería a pasar todo este día dormido siendo un niño de 9 años o despertaría en un momento inoportuno?
El pecho empezaba a dolerme. Sentía que el aire me faltaba. Intenté respirar por la boca de pronto. Un sonido sibilante salía de mí.
<<Mi inhalador. Necesito mi inhalador>>
Me perturbó mayormente el hecho de que lo considerara MÍO al hecho de estar experimentando un episodio de asma. Ese pequeño cachivache era un símbolo de lo débil que este cuerpo era. Lo encontré en el pantalón que traía ayer; la señora Fall lo había doblado y dejado sobre la silla frente a mi escritorio.
Lo tomé con manos temblorosas, me lo puse en la boca y, como si de un acto aprendido e instintivo se tratase, lo usé por mi cuenta. En cuestión de segundo volví a sentirme mejor. Con el ataque de asma también se fue una parte de la ansiedad.
Fui directo a la laptop. Me senté en la silla, tirando a un lado el pantalón. Esperé impacientemente a que encendiera, notando que el logo de encendido no se parecía en nada a las marcas convencionales de mi mundo. El software era exactamente igual y funcional como el de mi computadora, salvo que los iconos, la barra de tareas, inclusive el símbolo de wifi tenía un diseño diferente. Detrás del computador se veían unas letras: PEGASUS. Ese era el nombre de esta marca de laptop. Por de más curioso.
Me metí en el panel de control, aquí podía ver el nombre del software.
Especificaciones de Centaur.
Edición CENTAUR 10 PRO
Versión 20136
Instalado el 15/01/22
Versión de sistema operativo 1333.2366
Era diferente e igual a la vez.
Cada segundo que pasaba aquí me daba cuenta que mi mente no podría crear jamás nada tan elaborado, ni estando en coma recuerdo haber tenido un sueño como este donde todo parecía seguir ciertas leyes.
Normalmente, en el mundo onírico se pueden romper las leyes de la gravedad, del espacio y del tiempo. Se puede inclusive alterar la masa de los objetos y su peso. Aquí, por otra parte, existían leyes idénticas a las de mi mundo.
Sobre el escritorio estaba una libreta con un cachorro en la portada. Tomé un lápiz y empecé escribir, no el relato de la vida de Clay Berry, porque eso tardaría siglos. Sino una simple tabla comparativa.

En ambos mundos hay computadoras.
En ambos mundos existen las leyes normales de la física.
En ambos mundos hay un Clay Berry, aunque tenga otro nombre.
En ambos mundos existe una familia Fall.

Y por otra parte escribí:

Los sistemas operativos son distintos.
Las leyes son iguales, hasta donde puedo ver, pero tampoco soy un experto ni tengo conocimiento para experimentar.
Los Clay Berry de ambos mundos tienen cuerpo, edad y origen distinto.
La familia Fall es más joven en este mundo a pasar de que las fechas del calendario son exactamente las mismas.

Esto no me aclaraba ninguna duda. Seguía igual de confuso.
Revisé la fecha de hoy: 28/01/2022.
Yo estaba viviendo el mismo día dos veces, en planos completamente distintos pero paralelos... o casi.
Volví a mirar por la ventana. Entendí un detalle, un error quizás en todo esto.
—Cuando aquí amanece, allá anochece y viceversa... Sí Clay Fall duerme... Clay Berry despierta.
Era estupido. ¡Era ridículo! Demencial. Yo estaba loco. Pero no lo suficiente para ignorar mis propios delirios.
Apreté los dientes, me rasqué la cabeza, suspiré de exasperación. No podía haber dos Clay. Uno de nosotros tenía que ser falso, uno de nosotros debía...
—¡Bueeeeenooooossss diiiiiiaas! —de pronto, un Benjamín Fall en Pijama irrumpió en mi habitación con mucho ánimo—. ¿Qué tal dormiste tu primera noche en el fuerte Fall, soldado?
—¿Yo? Pues... verás...
Antes de terminar fui interrumpido por el bueno ánimo de mi supuesto hermano.
—Mamá dice que bajes. Ya estuvo el almuerzo —canturreó sin prestarme demasiada atención—. Deja esa computadora por ahora, sé que nunca has tenido una propia pero puedes empezar con la fiebre después del desayuno.
—Pero es que estaba a punto de...
—¡Estás en medio de disfrutar los gofres de miel que mamá prepara! Anda, te tengo una sorpresa abajo.
Me puse en pie de un salto, ¿qué podía significar eso?
—¿Sorpresa?
—¡Sabía que eso te seduciría! —Benji me tomó de la mano y tiró de mí escaleras abajo con premura—. ¡Rápido! Ya quiero que lo veas.
En el primer piso los señores Fall nos estaban esperando con sonrisas de entusiasmo y una pequeña bolsa de regalo. De modo que era verdad, una sorpresa.
Dado que el contenido del paquete sería un regalo que debía agradar a un niño de nueve años no albergué muchas expectativas, aunque en mí existía una curiosa emoción naciente de la curiosidad.
—Buenos días, leoncito —dijo la señora Fall, extendiendo una mano para darme tres ligeras palmadas en la coronilla—. ¿Dormiste cómodo?
—Buenos días —le dije de vuelta.
—¿Estás listo para empezar con un regalo? —preguntó el señor Fall guiñando un ojo.
<<Sorpréndeme>>
Me entregaron en mano el inesperado presente, oculto dentro de una bolsa azul celeste con estampados de cachorros. Sujeté el regalo, lo saqué de la bolsa desdoblándolo, pues era una prenda. Lo extendi al completo ante mí. Era un traje de cuerpo entero. No sabía qué decir; ante mí tenía un disfraz de león macho.
Me quedé boquiabierto. Ni en un millón de años pude haber imaginado que me regalarían esto... jamás. No especialmente los señores Fall, sino cualquier persona en toda la existencia.

DEL OTRO LADO NO SOY YO MISMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora