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Desperté lentamente, podía escuchar el pitido constante de las máquinas de soporte vital. Estaba en el hospital. Lo sabía porque el ambiente olía a hospital, llevaba puesta una bata de hospital y me sentía pesado, cansado y grande. De vuelta al mundo Berry. 

Me incorporé sintiendo una molestia en el brazo. La cabeza la sentía mareada y me palpitaba como si el corazón estuviera bombeando con demasiada fuerza. Diablos, podía sentir mi propio corazón.

Una enfermera me vio e hizo llamar a alguien rápidamente en el pasillo, acto seguido fue hasta mí y me revisó los signos vitales. 

—Ha tenido usted un fuerte golpe, señor. —apareció una joven rubia con una cola de caballo. Tomó una libreta al borde de la cama y revisó el contenido de la historia clínica—. Entiendo que ha tenido un síncope. ¿Tiene memoria de eso?

—Me desmayé en la calle —dije con voz seca y áspera—. Agua, necesito agua.

La enferma que estaba presente me sirvió un vaso lleno.

—No le des tanto, Vero. Ya mojó las sábanas una vez 

Cuando estiré el brazo para tomar el vaso me di cuenta que me crepitaba la entrepierna. Debía de traer un pañal de adulto. 

La doctora tomó un bolígrafo y preguntó:

—¿Es normal en usted las emisiones nocturnas?

—¿Las qué?

—Que si tiene incontinencia —preguntó la enfermera.

—No que yo sepa, es nuevo. 

Sentí vergüenza y recogí las piernas hacia mí. Había vuelto a pasar y esta vez lo sabía la gente. Un rubor sueve peregrinó hacía mis mejillas sutilmente.

—No tiene historial de enuresis, bien. Sin embargo me preocupa que usted tenga daño en el sistema nervioso. Le haremos otros exámenes complementarios para descartar patologías. Su amiga nos dijo que sufrió un accidente hace poco.

—Doctora…

—Eclipse —dijo ella. 

Que apellido tan peculiar.

 —Doctora Eclipse, por favor. No necesito esto de verdad. Solo tuve un desmayo.

—Sí es así… bueno, dígame. ¿Se despertó seco?

Me ruboricé otro poco. Al mover ligeramente las piernas percibí la pesadez y la humedad. No pude contestar. Así que la doctora continuó, dándose por enterada de mi situación.

—Señor Berry, es mi deber decirle que estuvo muerto unos minutos antes de llegar aquí.

—¿Qué?

Todas mis alarmas se encendieron, esa información me interesaba mucho.

—Dejó de respirar. En la ambulancia se le dio RCP sin éxito. Algunos paramédicos dijeron que escupió agua, como si se hubiera ahogado. Se usaron los electrodos para que su corazón volviera a latir. Estuvo clínicamente muerto por 5 minutos.

—Eso es… imposible.

—No soy yo quien estuvo ahí señor, soy una mera mensajera. Descanse, luego se le hará una resonancia.

—Quiere decir que me morí… que yo me… morí —balbucí—. ¿Es posible que me haya pasado antes?

—Según su amiga… Tuvo un accidente de tráfico. Puede que haya estado muerto por unos minutos en ese accidente también ya que estuvo en coma por algún tiempo… dígame, ¿ha experimentado temblores, epilepsia o pérdida de la afinidad mano ojo últimamente?

DEL OTRO LADO NO SOY YO MISMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora