No tuve tiempo de despertar por mis propios medios, fui sacudido de forma abrupta y catapultado fuera de mi descansado.
—¡Benji! ¡Despierta, Despierta! ¡Arriiiba!
Me incorporé en la cama desorientado. Sin entender dónde estoy ni quién soy.
—¡¿Qué está pasando? ¿Un temblor?
De pronto veo a Ben saltando sobre la cama, vestido aún con el pijama. Una vez me vio despertar se detuvo y se me echó encima.
—¡Ben! Que te levantes.
—¡Pues quítate de encima!
—¡Ja, ja, ja! Papi quiere que lo ayudes a empacar.
—¿Empacar? ¿Quién?
Entonces caí en contexto. Todos los eventos anteriores cayeron como fichas de dominó una tras otra en mi mente. EL mundo Fall, mis idas y venidas, la familia, el cambio de roles, la idea a acampar.
—¡Deprisa Ben! Siempre ayudas a papi con el equipaje ¿recuerdas?
<<Ni siquiera deberías saber eso, no es para que me lo recuerdes>>
El día no pudo empezar peor. No solo porque estaba destinado a participar en un viaje familiar, sino porque además seguía atrapado aquí ¿Cuánto tiempo había pasado ya? ¿Dos días, tres? Era preocupante.
<<¿Esto significa que morí y ya no puedo volver?>>
Inquietante, perturbador, imposible.
—Estoy condenado —musité para mis adentros, ante la desesperación de volver a sentirme perdido—. Nunca voy a volver a este paso.
—Deja de soñar —Ben tomó una almohada y me golpeó en la cabeza—. Espabila, que nos vamos pronto.
—¡Clay! —no estaba de humor para aguantar esto. Intenté estrangularlo para que me dejara en paz, pero es escapó antes de que le pusiera un dedo encima. Llegó a la puerta y la cerró sacándome la lengua de forma infantil—. ¡Para que lo sepas yo nunca haría eso! —le espeté desde la cama—. ¡Yo no soy así de irritante!
Benji se las estaba arreglando para fastidiarme desde su nuevo puesto de hermano menor ¡Qué atrevimiento! De paso, se tomaba libertades desde mi posición que yo jamás me atreví. ¿Era así cómo me veía él o simplemente estaba atribuyéndole aspectos irritantes a mi personalidad? No me había detenido a pensar cómo me veía él…
<<Ni siquiera sé cómo me veo yo mismo>>
En la planta baja encontré a Adán preparando tres mochilas verdes. Una era considerablemente grande, otra era mediana y la última pequeña.
—Ben, mi primogénito —me saludó Adán, aún estábamos inmerso en el juego de roles; él no tenía problema en poner su grano de arena en el asunto—. Hoy se te pegaron las cobijas. Le pedí a Clay que te despertara. ¿Quién diría que tu nuevo hermano era tan madrugador y cooperativo? ¿Verdad?
—¡Siempre a la orden! —aseguró Benji con saludo militar. Se sentó a devorar un tazón de leche con cereales—. Me gusta ayudar.
Padre e hijo se sonrieron de forma cómplice.
—Hijo, ya he acabado casi todo, pero puedes ayudarme llevando estas cosas a la camioneta. —Adán me señaló la ubicación de un par galones de gasolina, una caja con linternas, impermeables y unas cañas de pescar. Parece que iba a ser un día largo—. Si necesitas ayuda puedes pedírsela a tu hermano.
—¡Yo encantado de ayudar! —comentó Ben nuevamente.
Lo miré con ojos asesinos. Yo sentía que él, de algún modo, pretendía ser un mejor Clay que yo; eso inevitablemente me irritaba.
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DEL OTRO LADO NO SOY YO MISMO
FantasyCuando duermo, el otro lado me lleva a un mundo que no conozco, el agujero de conejo se abre a mis pies y me pierdo dentro pesadillas donde la frontera del yo y de él se borran para hacerme dudar... ¿dudar de qué? Dudar de si soy el hombre, El Niño...