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Desperté debajo de la cama de Benji, de madrugada. No estaba de buen humor, me sentía… ay,  no sabía cómo me sentía. 

Fui a mí habitación. Ignoré la figura del niño parado junto a mí puerta, me había perseguido hasta allá. No me dejaba en paz pero me rehusé a mirarlo.

<<Si no lo veo no existe, si no lo veo no puede hacerme daño, es como un semáforo en rojo, fácil de ignorar>>

Dentro de mi habitación, sobre la cama encontré un uniforme que consistía en shorts azul oscuro, una camisa de vestir blanca y un blazer color vino tinto. Sobre todo esto había una pajarita del mismo color del blazer. ¿Hoy era lunes? 

Se me hizo un nudo en el estómago. La puerta de la habitación se abrió de un portazo. 

Me quedé congelado, sin reaccionar, si reaccionaba bruscamente el mundo podría hacer que esto también fuera real, no quería que esto fuera real, era una pesadilla, debía serlo.

Una mano tocó mi hombro, no quería voltear, así que seguí viendo el uniforme sobre mi cama.

—¿Te gusta? El orfanato nos dio tus medidas. —Era Benji, su tono de voz era juguetón.

—No quiero ir a la escuela —dije apesadumbrado.

—Será divertido… —aseguró—. Conocerás nuevos amigos…. Jugarás y aprenderás mucho.

—Todos van a ser más listos que yo, no sé nada de nada.

Era una pesadilla, estudiar siempre había sido una pesadilla. Los niños eran gente mala, los niños me daban ansiedad… Me moví solo para tomar mi hinalador y darme un chute de medicamento en la garganta. 

—No seas tonto, vas a aprender.

—El problema es que soy tonto, Ben. No quiero ir. Es humillante. Y ese tonto uniforme con esos shorts y esas medias… y este tonto corbatín… voy a parecer un niño.

Hubiera dado un pisotón de no ser porque me consideraba muy maduro para eso.

—Eres un niño —aseguró Ben.

—No es justo —sentía que todo el mundo estaba en mi contra. Que nadie me entendía, que nadie me quería y que querían que yo sufriera—. Yo no quiero ir, voy a ver un montón de cretinos allá que van a saber de geografía y ciencia y literatura de la que jamás he oído hablar. ¿Tienes idea de lo que siente que te subestimen y te miren por encima del hombro? Que te crean incapaz… Que te miren y piensen “tu no sabes”. 

Benji se me quedó mirando, levantó una mano hacia mí, pero no alcanzó a tocarme. Seguro me vi demasiado patético porque su lenguaje corporal sugería indecisión. Para él seguro que me vi como un animal herido que podría morder por estrés.

—¿Te trataban así en el orfanato? ¿Cómo si no supieras nada?

Su noto era empatico pero carente de lastima.

Hice memoria un instante, recordando mi primer día como Clay Fall.

—Me decían que estaba roto.

—Clay, no te digo que vas a ser don popular, tampoco que todos van a odiarte. La doctora Pomme dice que los demás te tratarán como tú los trates a ellos o como ellos crean que mereces ser tratado… a veces también te tratan a ti como a ellos los trataron… o te tratan como a ellos les gustaría que tú los tratarás… es confuso.

—Es verdad…, porque no te entendí.

—A lo que quiero llegar es que no debes tener miedo. Mira, si un niño te molesta hay algo que puedes decirle y tendrá tanto miedo se lo pensarás dos veces antes de fastidiarte. Y si te fastidian entonces dices también que tú hermano sabe artes marciales y que sabe la técnica de la muerte.

DEL OTRO LADO NO SOY YO MISMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora