7

121 15 6
                                    

No puedo recordar qué soñé esa noche. Es curioso. Puedo recordar perfectamente lo que pasó cuando cerré mis ojos, podría escribirlo sin dificultad, hasta ese momento. La noche después de la fiesta me fui a la cama envuelto en cobijas y pijamas, la señora Fall posó junto a mí un mono de peluche pequeñito que tenía el cuerpo y cola carga. Ella seguro pensó que sería un lindo detalle, aunque apenas me importó como para notar su existencia.
Se inclinó y me besó la frente, portándose cada día más maternal. Estaba tomando confianza rápido; Eso no era normal. No imagino a ningún niño caer tan pronto en este papel como lo hice yo. Debería tomar tiempo para que una madre adoptiva se tome este tipo de libertades como darle un beso a su hijo nuevo. Porque el cariño no es tan sencillo, no es instantáneo, no nace tan espontáneamente.
<<¿Sé tan siquiera lo que el cariño es?>> ya no estaba seguro de nada. No había nada mejor que una experiencia imposible para derribar los pilares de todo lo que crees. Podría un elefante entrar volando por mi ventana y probablemente desistiría de encontrarle la lógica. Todo esto escapaba de cualquier fundamento científico, caía ya en la fantasía.

<<Vaya novela de fantasía más aburrida tiene que ser mi vida>>

Esa noche dormí como un tronco. Soñé cosas que no puedo recordar. Y así como así llegó el amanecer.
Sonreí con ojos cerrados, estirándome en mi amplia cama tamaño King, pues sabía que estaba de vuelta en mi cuerpo. La última vez resultaron así las cosas. Un Clay dormido, el otro despierto con perfecta sincronía.
Abrí mis ojos. Miré el techo... me quedé cerca de minuto intentando entender qué pasaba.
Flexioné la espalda, sentándome en la cama. Miré mis manos, el pijama. Las sábanas de la cama estampadas con dibujos animados...

<<No estoy de vuelta>>

Cerré  fuertemente los ojos. Me recosté casi desplomándome. Puse la almohada sobre mi cabeza e intenté volverlo a hacer.

<<Duérmete, vamos, una siesta aunque sea. Seguro que tienes sueño, Clay Fall>>

Lo único que conseguí fue moverme inquiero sobre la cama, intentando tener sueño sobre un Clay adulto, con un departamento y una vida diferente, en un mundo que conocía como la palma de mi mano. Fracasé inútilmente.
Abrí los ojos. La habitación era la misma de ayer. La decoración infantil se me antojó vomitiva. Esto no podía estar pasándome. La primera vez funcionó ¿Por qué ya no?
Corrí hasta el computador. Lo encendí. Esperé impaciente a que me mostrara el escritorio. En la esquina inferior derecha se veía la fecha de hoy: 30-01-2022.
El día de ayer pasó. Se suponía que debía despertar en el 29 de febrero en mi mundo. ¿Por qué ya no? ¿Quiere esto decir que el Clay adulto sigue dormido o que despertó antes que yo? Creí haberlo descifrando; al parecer se necesita más que una hipótesis de un evento único para creer que algo es tan confiable e inamovible como el amanecer.

<<¿Qué me hizo pensar que volvería a mi mundo con solo dormir? Pasó una vez, pero no tengo garantía>>

Me engañé a mí mismo sin querer. Fui ingenuo pensando que esto funcionaba por cierto patrón.
—Oh tal vez... Sí lo hace.
Me desplomé en la cama, viendo al techo. Imaginando un posible escenario en mi mente.
Cuadro uno: Clay  adulto tiene un choque automovilístico en donde aparentemente su cerebro no sufre daños después del coma. Días después de llegar a casa, estresado por aún no conseguir trabajo estable porque lo despidieron después de la noche del accidente se duerme en el sofá y sueña que es un niño. Al despertar, todo vuelve a la normalidad y creer tener una experiencia muy vivida, obra de... ¿qué se yo? un derrame cerebral tal vez. Sin embargo, al día siguiente, al volver a dormir tiene el mismo sueño y no vuelve a despertar. Quizás porque volvió a caer en coma.
Cuadro dos: Clay Berry es un niño huérfano, solitario. Los otros niños lo molestan a veces. Su único amigo es un chico de pelo rizo (quizás). La gente dice que su cerebro está roto pero él no sabe por qué... quizá tiene  amnesia y no se lo ha dicho a nadie. Un día se va a dormir y sueña que es un adulto, sueña toda una vida que acaba con un choque de autos, un coma y con el Clay adulto dormido. Al día siguiente por fin es adoptado por una familia pudiente. La primera noche en casa de esa familia vuelve a soñar con el adulto. Después, en la segunda noche simplemente sueña algo tonto. Despierta en lo que siempre fue su vida. Solo que está confundido porque... "su cerebro está roto". Pero el destino le sonríe porque puede ser un niño feliz.
Cuadro tres: Clay Berry es una persona que descubrió que podía viajar entre mundos paralelos. En uno de ellos es un niño. En otro es un adulto. Sin embargo, se ha quedado atrapado en uno de esos mundos sin saber el modo de volver.
Cuadro cuatro: Clay Berry ha quedado en coma de nuevo y ahora está atrapado en un sueño interminable. En breve, morirá de inanición.
Cada cuadro era incómodo de ver. En ninguno de ellos podía hacer algo. Salvo quizás en el número dos. Porque si el cuadro dos fuera el real...
—Supongo que estaría bien. Porque entonces tendría ayuda de mis padres y mi nuevo hermano. Que me apoyarán... o me mandarán de vuelta al orfanato si creen que estoy delirando.
Eran muchas posibilidades, el universo era impredecible. La pregunta que desde hace días pujaba por salir a flote en mi mente llegó a mis labios.
—¿Me estaré volviendo loco?
—¡Bueeeeenos díaaaaas! —Benji abrió la puerta de golpe cantando enérgicamente—. ¿Cómo está mi hermanito? ¿Cómo dormiste?
—Aléjate de mí —murmuré irritado. No tenía ánimos para soportar esto hoy.
—Vamos Clay. Te tengo otra sorpresa hoy también.
—No quiero. No me gustan tus sorpresas. Déjame solo.
—Vamos. No seas así. Te gustará. Lo sé.
Benji me sujetó los pies. Planeando tirar de mí cuerpo fuera de la cama. Yo pataleé para salir de su agarre.
—¡Qué no!
Benji me observó extrañado.
—¿Qué te pasa? Ya no tienes el disfraz. No tienes que portarte como  un gato arisco.
—Déjame. Estoy triste.
Benji se recostó en la cama junto a mí. Extendió sus extremidades y me abrazó. Yo me quedé congelado. Esto era tremendamente incómodo, al menos para mi ego.

DEL OTRO LADO NO SOY YO MISMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora