Sᴜ ᴄʀᴜᴇʟ ᴏʙsᴇsɪᴏ́ɴ ᴇs ᴇʟ ᴠɪʀᴜs ᴍᴀ́s ʟᴇᴛᴀʟ.
Es difícil huír con un pasado persiguiéndote.
Ella creyó que ese horrible pasado junto a él había quedado enterrado, olvidado y perdido.
Ella jamás imaginó que lo volvería a ver otra vez para atormentarla...
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Alondra Parviainen
Pasaron las clases con normalidad, pero ya no ví a Cody. No creo que se haya retirado a su casa o que se haya saltado las clases.
Ahora mismo voy caminando bajo el atardecer hacia su casa para ver si le pasó algo, más que nada, para devolverle su cuaderno y a pedirle una disculpa por lo de ésta tarde, pero hay que ver que él también se portó muy grosero y un patán conmigo.
«Tiene un muy mal manejo de sus emociones y es muy impulsivo».
Íba tan perdida en mis pensamientos cuando pasé cerca de un callejón, me asusté horrible pensando lo peor cuando cubrieron mi boca desde atrás y sostuvieron con fuerza mi cintura para arrastrarme hasta el interior de ese callejón.
—¡Mmm!—Me sacudí violentamente en sus brazos y pataleé con todas mis fuerzas pensando que es un maldito ladrón o un viejo verde.
Me llevó a arrastras hasta el final del callejón para finalmente soltar mi cintura, pero me giró de forma brusca y tomó mis dos antebrazos para retenerme. Miré a esa persona con el más profundo temor.
—Cody...—Susurré con el miedo mezclándose con mi cuerpo, haciéndome temblar e impidiendo que pueda correr para huír lejos de él.
—Te atrapé. Ahora sí estás sola conmigo y no te dejaré escapar.—Sonrió con satisfacción, cosa que me hizo sentir jodidamente asustada.
«No quiero que continúe persiguiéndome y acosándome. Es un buen momento para devolverle su cuaderno para que me deje en paz».
—Mira, lamento mucho lo de ésta tarde, ¿Sí?—Le digo tragando saliva de forma nerviosa mientras busco en mi mochila su maldito cuaderno.—Todo tuyo, lo tomé porque lo habías dejado olvidado. No lo guardé con la intención de molestarte.—Le expliqué tratando de sonar calmada mientras extiendo mi mano hacia él con su cuaderno. Me relajé cuando soltó mis brazos para recibirme su libreta y revisar las hojas.—No arranqué ninguna hoja. Está completo—.
—Menos mal, es mi cuaderno de trabajo, ya que le ayudo a mi padre en su laboratorio y aquí tengo apuntes muy importantes sobre los virus.—Susurró para él mismo, aunque lo escuché perfectamente, pero preferí no preguntar nada.
Mientras él está distraído revisando sus disque apuntes de virus, me aparté de él para comenzar a caminar tranquilamente hacia la salida de éste callejón, pero escuché detrás mío sus pasos apresurados y me bloqueó el paso. Ahora está en frente mío cerrándome el paso.
—Dáme permiso de pasar o voy a gritar.—Le advertí con mi voz temblorosa.
—¿Por qué gritarías? No te estoy haciendo nada.—Mencionó con un tono de voz tan frío como su forma de mirarme.
—Me tienes acorralada en un callejón sin salida, es suficiente motivo para querer gritar y llorar.—Le digo temerosa mientras intento pasar por un lado suyo, pero de nuevo me bloqueó el paso y me empujó levemente hacia atrás.—Déjame ir, está anocheciendo y me van a regañar en mi casa. Tú también debes regresar a casa—.
—Luces muy nerviosa. ¿Me tienes miedo?—Preguntó caminando hacia mí para juguetear con mi miedo.
Inicié a negar con temor con las manos en mi pecho y retrocediendo con cada paso que él dá hacia mí. Fue imposible continuar alejándome, ya que estámos al final de callejón y estoy atrapada contra la pared detrás mío. Permanecí congelada al tenerlo muy cerca de mí.
—¿Por qué me hablaste aquél día? ¿Por qué me persigues? ¿Por qué me miras tanto en clases?—Tantas preguntas a la vez me alteraron los nervios y me aturdieron.—¿Qué pretendes conmigo? ¿Cuáles son tus intenciones hacia mí? Me siento acosado, no me gusta—.
—¡Basta, Cody!—Dramaticé horrorizada ante tanto cuestionario. Puse mis manos en su pecho para marcar distancia entre nosotros.
«Su mirada era tan fría como el hielo mientras me interrogaba tantas cosas a la vez».
—No tengo malas intenciones hacia tí, sólo pretendo una amistad.—Confesé con notable timidez y Cody frunció su entrecejo pareciendo confundido.—Quería ser tu amiga, ya que me pareces un chico tímido y solitario. Créeme, casi no tengo amigos y me emocionaba mucho conocerte para ser amigos. Pero con tu actitud me has demostrado que no te interesa y que lo único que quieres es estar solo. Así que lo comprendo y no te molestaré jamás. Adiós, Cody.—Finalicé con dureza dispuesta a irme y pasé por su lado sin problema.
—Claro, ¿Qué chica querría ser amiga de un bicho raro como yo?—Lo escuché murmurar con tristeza para él mismo. Seguidamente, escuché unos pasos apresurados venir detrás mío. Jadeé sorprendida tras sentir sus brazos abrazar mi cintura desde atrás y me apegó a su cuerpo.—No te vayas, no me dejes solo y demuéstrame que no eres igual a las demás personas—.
Un calor abrumador se coló en todo mi rostro y en mi cuerpo por su abrazo tan repentino. Mi cara ardió por la vergüenza debido a que ningún chico me había abrazado de ésta forma tan desprevenida.
«Me abraza con tanta inseguridad y como si no quisiera soltarme jamás. No sé cómo reaccionar ante su gesto cariñoso».
Me zafé suavemente de sus brazos y él me soltó lentamente. Me giré a verlo de manera cariñosa y acaricié con suavidad su mejilla.
—No eres un bicho raro, eres un chico muy lindo y tímido.—Confesé sonriéndole de la forma más sincera.—Te demostraré que soy diferente a las demás personas que te menosprecian, pero sólo si tú me lo permites y te dejas ayudar.—Coloqué mis manos sobre sus hombros, me paré de puntillas para hacerme más alta, Cody pareció ponerse rígido y nervioso cuando deposité un tímido beso en su mejilla. Regresé a mi posición inicial mirando a Cody con tanta ternura. Tocó suavemente su mejilla mirándome absorto y nervioso, cosa que me causó gracia.—Ahora eres tú quién luce nervioso. ¡Hasta mañana, Cody!—Finalicé entre risas y salí corriendo de ese callejón dónde Cody me tenía aprisionada.
Corrí apresuradamente antes de ser perseguida y atrapada por Cody.
Sé que debí alejarme de él al primer rechazo.
Yo qué íba a saber que ese chico tan tímido y solitario me dejaría tan traumatizada y lastimada.
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Cody
Tras llegar a mi hogar, me encerré en mi habitación y me tiré sobre mi cama recordando con detalle su genuina sonrisa.
Toqué con suavidad mi mejilla dónde ella depositó un tímido beso.
«Ninguna chica ha sido tan dulce conmigo».
Una sensación de calidez me inundó por completo por ese pequeño beso en mi mejilla.
Enterré mi rostro en mi almohada completamente sonrojado. Siento algo raro en mi estómago.
Por primera vez, mi recuerdos tormentosos no están en mi mente. Sólo está ella en mi mente.
Por única vez, estoy a salvo de todos mis demonios y los fantasmas de mi pasado. Sólo pienso en esa linda chica que movió mi mundo con su sonrisa genuina.
Alondra.
Al pensarte, una sensación de felicidad crecía en mi estómago.
Ahora sí ya no había vuelta atrás, fue el comienzo de tu peor pesadilla.
