La cajera

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Aquí les dejo el cap de hoy Soñadores, espero que los disfruten. ABRAZOS Y BESOS ;)

Abrí los ojos lentamente y miré a mi alrededor. Estaba en mi habitación. Me incorporé y salí de la cama. Me dio un ligero mareo, pero no fue casi nada.

Me fijé en que no llevaba la misma ropa puesta y no pude evitar que la esperanza aleteara en mi estómago.

Si fue un sueño.

La puerta se abrió y Luka entró. Y así de fácil el miedo empezó a competir con mi esperanza.

Sus ojos azules me miraron de arriba abajo y dio un paso hacia mi. Retrocedí sin poder evitarlo. Él se dio cuenta y se quedó donde estaba.

—¿Como estás? —Indagó desde su lugar.

—Estoy bien, ¿cómo si no iba a estar?

—¿No lo recuerdas? —Frunció el ceño.

Apreté los puños hasta que las uñas se me encajaron en la piel. Negué lentamente mientras sentía el dolor punzante en las palmas de mis manos.

—Tomaste pastillas para dormir y cuando llegué tuve que meterte bajo la ducha.

Me llevé la primera bofetada de realidad. Se me formó un nudo en la garganta y sentí las lágrimas quemar en mis ojos. Eso no podía ser verdad, él estaba mintiendo.

—Estás mintiendo. —Dije con voz temblorosa.

Se acercó a mi rápidamente y me agarró el rostro entre sus manos. Me miró a los ojos y supe que no mentía, que decía la verdad. Que no era un sueño. Pero yo me negaba a aceptarlo, simplemente no podía ser verdad.

—Todo estará bien, Broadway, confía en mi. —Susurró.

Negué con la cabeza a punto de romper a llorar.

—No, no, no…nada está bien, yo no estoy bien. —se me rompió la voz.

Llevó mi cabeza hasta su pecho y me abrazó. Por instinto puse mis manos alrededor de su torso y enterré mis dedos en su espalda.

—Shh, no digas eso, tú eres perfecta. —Susurró acariciando mi cabello.

Las lágrimas se arremolinaron en mis ojos, pero las contuve con todas mis fuerzas. No podía llorar. Tenia que ser fuerte.

Su mano seguía acariciando mi cabello mientras me abrazaba y ese era uno de los momentos en los que Luka me hacía imposible odiarlo.

Porque a pesar de que lo que hice, él seguía aquí conmigo, apoyándome cuando lo necesitaba y me dolía tener que elegir entre él y Evan, porque a pesar de quererlo tanto, no podía elegirlo a él, simplemente no podía.

Mi respiración se fue calmando poco a poco y sentí como dejaba un pequeño beso en mi cabello. Se separó un poco y me miró a los ojos.

Aún sentía la necesidad de llorar, llorar desconsoladamente, hasta simplemente quedarme sin lágrimas, pero no podía, Broadway nunca llora.

—Ahora necesitas comer algo, ¿sí? —asentí suavemente.

Bajamos a la cocina y me senté en la mesa mientras esperaba que él sirviera la cena.

Lo miraba desde mi asiento, lo admiraba desde lejos. Eso era lo máximo que podía aspirar con él, porque de lo contrario, nos terminaría destruyendo a ambos.

Se sentó cuando dejó el plato de sopa humeante frente a mi. Apoyó sus codos sobre la mesa y me miró con una sonrisa.

—Si quieres algo más…

¿Cuánto vale un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora