Mentirosos sentimientos

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Lo único que se repetía en mi cabeza eran sus palabras. Eran un eco constante y ensordecedor que me hacían volver a la noche en que todo terminó.

¿Que si todavía lo quería? ¿En serio?

Por supuesto que todavía lo quería, lo amaba y no tenía dudas. Lo único que tenía era la horrible certeza de que él no lo hacía. Que me había mentido.

Bajé la mirada mientras tragaba saliva.

—Deberíamos volver a la fiesta. —Murmuré huyendo del tema.

Me agarró del brazo y sentí que me me faltaba el aire. Si seguía así lloraria y ya podía tener una piscina personal de lágrimas si seguía por ese camino.

—Luka…

—Solo dime que todavía me amas Broadway, eso es suficiente. —Insistió.

Subí la mirada y lo miré a los ojos. Se veía vulnerable. Como si de lo que respondiera en ese momento fuera a depender su vida.

Apreté los labios y fruncí el ceño. ¿Por qué hacía eso? ¿No había tenido suficiente con lo que me había hecho?

—¿Para qué? —La voz me tembló pero mantuve una postura firme.

Sonrió con tristeza.

—Porque necesito saber que tengo otra oportunidad. —Murmuró pasando su pulgar por mi mejilla.

Traté de que esas palabras no me afectaran, que mi corazón no se ilucionara, de aceptar que él no era para mi, pero ya era tarde.

—Yo…—me callé.

No podía decirle que sí, no me podía permitir caer de nuevo en ese círculo vicioso de celos, peleas y mentiras. No era bueno para ninguno de los dos y lo que menos quería era que él saliera dañado.

Apreté los puños y sentí como mis uñas se encajaban en mi piel. Bajé la cabeza y negué suavemente.

No fui capaz de afrontar su mirada. Solo sentí como su mano dejaba mi piel y los suaves pasos que indicaban como se iba.

Me llevé una mano al pecho sintiendo el ritmo acelerado de mi corazón. No latía de amor o felicidad. En ese momento estaba afrontando otra caída donde la herida dolía demasiado.

Me tragué las lágrimas que amenazaban con brotar. No podía llorar, no podía seguir siendo la víctima de todo, ni él el villano. Cada uno hizo lo que hizo y cometió errores que marcaron el fin de el “nosotros“ que murió sin siquiera existir.

Lo extrañaría. Echaría de menos su mirada, su sonrisa, su forma de tocarme. Extrañaría sentir su aroma impregnado en mi piel y su sabor en mi boca.

Me erguí en toda mi altura y alcé la barbilla. Si había algo en lo que era buena era fingiendo y en ese momento era precisamente lo que haría.

Luka no me vería triste ni deprimida caminado cabizbaja. Sino que se daría cuenta que a pesar de todo lo que me hizo yo podía seguir adelante, sin él.

Di pasos seguros y volví a la fiesta con una sonrisa en el rostro. Me acerqué a donde estaba Celine sintiendo una mirada electrizante sobre mi. Lo ignoré completamente y llegué a la mesa de mi amiga.

—¿Ha pasado algo? —Indagó mirándome por encima del borde de su copa.

—No, solo hemos aclarado las cosas de una vez por todas. —Mentí bebiendo de mi copa de agua.

No, ahora necesito alcohol.

Le robé su copa y me bebí de un solo trago todo el contenido. Hice una mueca cuando sentí la quemazón en mi garganta.

¿Cuánto vale un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora