Capítulo 29. Te protegeré.

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Jimin se reclinó en la silla, observando el suave despliegue de luces parpadeantes sobre las mejillas de David. Le dolía la espalda y los hombros, sus manos estaban salpicadas de morados, como consecuencia de la presión de Sully durante su agonía. Exhausto más allá de sus límites, cerró los ojos.

«Gracias, Dios, por mantener a Sully y a su recién nacida a salvo de cualquier peligro.»

Poco después de la llegada de Eveline, Jimin, Jin y las otras mujeres habían aseado y acomodado a Sully mientras alababan la absoluta perfección de su pequeña. Habían contado repetidas veces los minúsculos deditos de pies y manos del bebé, y tocado la suave pelusa rojiza que bordeaba su frente, y declarado animadas que era con diferencia el retoño más atractivo que habían visto jamás. Sully se había iluminado de placer y, serena, les había agradecido a todas su ayuda, diciéndoles que nunca podría haberlo conseguido sin ellos, y que aunque había decidido no tener más hijos, recomendaría con mucho gusto sus servicios a las otras mujeres del clan. Marjorie se había reído, diciendo que ella solía sentirse del mismo modo después del nacimiento de cada uno de sus hijos, aunque de un modo u otro se las había arreglado para dar vida a seis. 

Finalmente, Jin se despertó, y por supuesto había destapado a Eveline y alabado sus dedos de pies y manos, brazos y piernas una vez más, y Sully le había asegurado a Jin que se encontraba muy bien, a pesar de cómo se había mostrado momentos antes. La habitación se había llenado del resplandor de las risas  y de calor, y Jimin se había sentido extrañamente contento, unido a estas mujeres y a Jin, por el maravilloso viaje que habían hecho juntos aquel día.

Finalmente, Hoseok gruñó y se levantó del suelo, frotándose la cabeza. Con aire tímido se disculpó ante las personas presente por haberse desmayado, y lo atribuyó al hecho de no haber comido aquel día, asegurándoles que hacía falta algo mucho más fuerte que unas cuantas gotas de sangre para tirarlo al suelo. Marjorie intentó levantar su orgullo diciéndole que los partos eran asunto de las mujeres, aunque dos jóvenes hubieran ayudado y que no se sintiera menor porque Jimin se mantuvo en pie, ya que es un hechicero y que era mejor que los hombres se dedicaran a las batallas. A continuación las mujeres y los jóvenes se habían excusado con discreción para dejar a los recién estrenados padres que contemplaran con asombro tierno al querubín que habían procreado.

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Era tarde y la mayor parte de los moradores del castillo estaba durmiendo, salvo los guerreros que montaban guardia en las torres. Por fortuna, la lluvia seguía cayendo con gran violencia, y no se consideraba probable un ataque de Agust, reduciendo la preocupación por aquella noche. La frente de David estaba fría y seca, su respiración era regular y profunda, por tanto no había razón para que Jimin permaneciera en su alcoba. Sin embargo permaneció allí, contemplando cómo dormía, intentando en vano endurecer su corazón frente a la realidad insoportable de que al día siguiente lo abandonaría.

En un principio, cuando Jungkook lo trajo hasta aquí, le ordenó que curara a su hijo. Jimin había aceptado contra su voluntad, permutando con frialdad la vida de David a cambio de su propia libertad, una vez que estuviera curado, una hazaña que no creía poder realizar. En aquel entonces no quería otra cosa que escapar de los Jeon's e ir en busca de Agust. Y ahora David estaba bien y su hora de partir había llegado finalmente.

Pensó que su corazón iba a quebrarse por el dolor. ¿Cuándo había empezado a interesarse con tanta intensidad por este niño? Se preguntó con desolación. ¿En qué momento la vida del pequeño se había convertido en algo más importante que la suya propia? Lo miró con un amor que era absoluto; una devoción poderosa que nunca llegó a prever. Jimin no había experimentado la alegría de procrear. Pero había tomado a este niño moribundo y había trabajado duro y durante mucho tiempo para que se recuperara, para curar su desnutrida carne y alimentar su alma. Y en esas horas y días y semanas había capturado silenciosamente su corazón, atándolo a él con tanta certeza como si fuera una parte de él. 

Mí Hechicero. (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora