Capítulo 13. Un salto al vacío.

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—¡Señor!

—¿Qué ocurre, Elspeth?—preguntó a gritos  Jk sin dejar de mirar a Jimin.

—¡Es David, señor! —le informó ansiosa—. El muchacho se ha puesto muy malo. ¡Ese brujo le ha hecho algún conjuro a esa pobre criatura, y no sé qué hacer para salvarle!

El velo lánguido que cubría los oscuros ojos de Jk desapareció. Sin mediar palabra, Se puso en pie dejando a Jimin y se apresuró en una carrera hacia la puerta.

Jimin se puso los pantalones de forma rápida y corrió hacia la habitación de David siguiendo a Jeon y a Elspeth, se encontró al muchacho retorciéndose violentamente sobre el orinal que Marjorie sujetaba para él. Había vomitado todo sobre la ropa de la cama limpia, la bandeja de la cena estaba volcada en el suelo, sugiriendo que el ataque había sido repentino. Taehyung estaba ocupado cerrando las contraventanas, y el olor a enfermedad se estaba adueñando con rapidez del aire.

—Tú, brujo perverso... ¿ves lo que le has hecho al niño? —le dijo Elspeth en un susurro siseante—. ¡Te dije que tus métodos le matarían!

Jimin se quedó mirando a David conmocionado por el asombro. Cuando había dejado al niño hacía sólo unos minutos, estaba débil y cansado, pero relativamente bien. Ahora colgaba por un lado de la cama, sollozando de una manera lastimosa mientras luchaba por respirar. ¿Qué podría haber causado un ataque semejante? ¿Era posible que el aire fresco y el baño de agua caliente hubieran sido un gran choque para su delicada constitución y por tanto provocaran esta reacción? La culpa le invadió al pensarlo. 

Si su inexperiencia había llevado a David a este estado tan horrible, entonces debería confesar su ignorancia ahora y renunciar a todas las responsabilidades de su cuidado. No porque temiera que Jeon lo castigara si moría el niño, que seguramente lo haría, sino porque no podría soportar la idea de ser el responsable del sufrimiento de David.

—Sólo Dios sabrá con que brebaje repugnante ha envenenado su cuerpo —denostó Elspeth a medida que alargaba el brazo debajo de la cama de David y sacaba una pequeña caja de madera. Su superficie estaba muy estropeada y rayada, dando la impresión de haber sido utilizada con regularidad durante muchos años.—El trabajo del diablo es tan vil como su poder —colocó la caja en la mesa junto a la cabecera de David y la abrió—, pero no tengo miedo de enfrentarme a ti —le aseguró a Jimin, sacando una pequeña cuchilla manchada de oscuro—. No te permitiré que robes el alma inocente de este niño.

Jimin observó impotente cómo Elspeth se inclinó sobre el brazo de David y comenzó a cortar el vendaje limpio con el que Jimin lo había envuelto después del baño. No quería que Elspeth sangrara al pequeño, pero no estaba seguro de cómo evitarlo. Estaba claro que todo mundo en la habitación creía que Jimin había causado a propósito el tormento de David. Sin embargo, el niño había padecido estos ataques violentos bastante antes de que él viniera, se recordó a sí mismo sin desesperación. La incapacidad crónica de David para retener la comida era la razón de que se estuviera consumiendo. 

Era con toda certeza creíble que este episodio estuviera directamente relacionado con su enfermedad y no tuviera nada que ver con sus cuidados. Cualquiera que fuera la causa de estos vómitos repentinos, no se debían con seguridad a sus conjuros perversos y pócimas para corromperlo, tal y como Elspeth parecía creer. Por tanto, Jimin no entendía cómo podría beneficiar al niño el que le sangraran estando tan débil. David le había dicho que odiaba aquel tratamiento y que después siempre se sentía peor. Resuelto a protegerle de innecesarios sufrimientos, dio un paso adelante y declaró en voz baja pero firme.

—No le sangrarás, Elspeth.

Elspeth vaciló sobre el vendaje a medio quitar y lo miró perpleja.

—¡¿Cómo te atreves a darme órdenes? ! ¿Crees que me quedaré quieta mientras le veo morir?

Mí Hechicero. (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora