Capítulo 25. Lazos.

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El desaliento de Jimin le arrolló. Sobrecogido Jungkook por la necesidad de consolarlo, posó sus manos sobre sus menudos hombros y lo volvió para tenerlo de frente. Jimin no lo apartó, pero en cambio, lo miró con los ojos bien abiertos y llenos de dolor, al igual que un cervatillo herido que no puede comprender por qué ha sido creado para sufrir.

Quería aplacar su tormento, hacer desaparecer todo rastro de soledad y crueldad que se había visto obligado a soportar, y hacerle ver que había al menos una persona en este mundo que no le temía ni lo despreciaba. Era un brujo, sí; pero sólo lo había visto usar su magia para ayudar a su hijo.

¿Cómo podría eso hacerlo perverso? Los Min lo habían condenado por el asesinato de su padre, pero Jungkook sabía desde hacía tiempo que eso era una mentira. Jimin había amado a su padre, y su muerte lo había dejado completamente abandonado en un mundo que estaba resuelto a destrozarlo. Si Jk no lo hubiera raptado por el bien de su hijo, los Min lo hubieran conseguido.

Y David estaría hoy muerto en lugar de estar durmiendo plácidamente con su pequeña mano acurrucada junto a su mejilla pecosa.

—Jimin —susurró, alzando su mano para describir el contorno de su mandíbula—, no estás solo.

Jimin hizo un movimiento negativo con la cabeza.

—Lo estoy, Jeon. Siempre lo estaré.

—No —murmuró, bajando sus labios hasta dejarlos suspendidos a un escaso respiro de los de él—. No mientras yo viva.

Con esta solemne promesa apretó sus labios a los de Jimin, rodeándolo con sus brazos y arrastrándolo hacia sí. Lo besó con intensa ansiedad; queriéndose perder en el placer de sujetarlo y besarlo, y tocarlo. La boca de Jimin era suave y enigmática, dulce como el vino, como la fruta madura, cálida por el beso del sol; olía a praderas y a sol de verano, una esencia que le había vuelto loco desde aquella primera vez que lo sujetó. 

Jimin no oponía resistencia como había hecho antes, ni siquiera un poco, pero en cambio sollozaba y le rodeaba con sus brazos, buscando el consuelo de su sólido cuerpo pegado a él. Jungkook le respondió estrechándose a él, sintiendo cómo su figura delicada prendía fuego a cada centímetro de su ser, hasta que sus genitales palpitaron y sus rodillas se debilitaron. Tomó su mano y lo guió sobre su pantalón , luego lo presionó con firmeza contra la solidez de sus muslos.

 Jimin se paralizó durante un instante, su aterciopelada palma fijada a él, inseguro. Y entonces, vacilante, empezó a explorarle, sus dedos deslizándose sobre el bulto sobresaliente del pantalón de Jungkook, arriba y abajo, revoloteando con curiosidad atormentadora a través de su piel ardiente y húmeda. 

Jungkook sintió la presión de esa pequeña y suave mano moviéndose arriba, después abajo, a continuación un poco más arriba, hasta que finalmente pensó que se volvería loco por la necesidad de que Jimin se apoderase de él. Sumergió su lengua en lo más profundo de su boca y hundió su mano en las profundidades de sus nalgas dentro del pantalón de Jimin, capturando la riqueza prohibida de sus entrada. Apartando su boca de la de él, tiró hacia abajo con los dientes de la tela bordada en plata que cubría sus pálido pecho, haciendo que la camisa cayera  sobre su cintura, rompiendo los botones tras esa acción. Luego bajó la cabeza y cerró sus labios alrededor del dulce vértice de su pecho, bebiendo del rosado fruto de su pezón hasta que se endureció contra su lengua juguetona, mientras ingresaba un dedo la entrada de su culo.

Jimin gimió de placer, echando la cabeza hacia atrás, ofreciéndole más de sí a Jungkook al tiempo que tiró de su pantalón con su otra mano, entonces exploró la suave curva de su miembro, la forma cincelada de sus muslos, los surcos férreos de músculo alineados a lo ancho de su estómago. Daba la impresión de haber sido esculpido en granito, salvo que era cálido y poderoso al gemir y arquearse bajo la suavidad de su tacto. La mano de Jungkook masturbaba su pene al tiempo que ingresaba un segundo dedo en su interior, pero Jimin no se percataba de esto, su mente yacía nublada de placer mientras Jungkook  absorbía con furor su pecho. 

Mí Hechicero. (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora