Capítulo 14. Jk, el loco.

1.3K 237 5
                                    

¡Alguien le estaba apretando la mano!

Jimin abrió los ojos. 

David dormía tranquilamente, su respiración era regular, y sus mejillas y frente aunque pálidas estaban secas. Dijo con rapidez una oración de gracias, porque sabía que su recuperación tenía poco que ver con sus cuidados, si es que tenía algo que ver.

Lo que le preocupaba era la posibilidad de que, por su inexperiencia, él le hubiera provocado de algún modo ese acceso, como toda la gente del clan parecía creer.

Enderezó su espalda entumecido, luego acarició con ternura la suave piel tirante de sus nudillos. Era posible, supuso, que el baño hubiera agotado su ya débil cuerpo, o quizá la conmoción fuera demasiado fuerte para su sistema endeble. No obstante, había tenido cuidado de que no se enfriara; parecía frágil pero calmado cuando lo arropó en su cama y lo dejó para ir a hablar con Jk. ¿Qué había provocado que el cuerpo de David sufriera un espasmo tan violento? Se preguntó. Recordaba que le había dicho que debía intentar comer al menos un poco durante la cena cuando se marchó. Era obvio que el ataque le sobrevino mientras comía, ya que la bandeja estaba tirada en el suelo cuando volvió. ¿Había alguna excrecencia extraña o veneno en su cuerpo que le hacía rechazar la comida? Si era así, ¿qué podía hacer él para curarlo?

Los primeros parpadeos cenicientos de la luz del día se filtraban por las ventanas, la lluvia golpeaba con fuerza en el exterior, purificando al mundo y aromatizando el aire con la fragancia de la tierra mojada y de la hierba. Preocupado porque la habitación se humedeciera en exceso, Jimin se levantó, confundido al ver el cálido tartán deslizarse de su cuerpo y caer al suelo. Era el que estaba en la cama de David, pero no recordaba haberse envuelto en él antes de quedarse dormido. Pensando que estaría demasiado cansado para recordarlo, lo recogió en sus brazos y lo extendió sobre David con cuidado de no despertarle. A continuación se dirigió a la chimenea y añadió más leña. Una vez que ardió con fulgor, echó otra mirada rápida a su paciente y, satisfecho de que estuviera durmiendo plácidamente, abandonó la habitación en silencio.

El castillo estaba especialmente tranquilo cuando se apresuró por el pasillo y las escaleras que conducían a su alcoba ubicada en la torre. Se alegró de haberse levantado temprano ya que no deseaba encontrarse con nadie hasta que no tuviera la oportunidad de asearse y cambiarse de vestimenta. Las enredadas ondas rubias que se esparcían sobre su cuello sugerían que su pelo debía tener un aspecto terrible, y su camisa, sucia y destrozada, estaba ahora también arrugada y mojada por el chapoteo del juego durante el baño de David. Sólo tenía la vestimenta carmesí para cambiarse, el cual parecía extremadamente elegante para dedicarse al cuidado de David, pero ya que no tenía otra prenda, tendría que valer.

El olor acérrimo a humo lo recibió al encontrarse ante la puerta. Jimin abrió la pesada puerta de madera de un empujón, encontrándose la habitación sellada por completo y cargada con una nube grisácea. Exasperado, avanzó hacia las ventanas y las abrió de par en par, entonces examinó con rapidez la habitación en busca del recipiente con las hierbas ardiendo. Sin embargo, el velo de humo provenía de la chimenea. Jimin se acercó sorprendido, preguntándose quién sería lo bastante considerado para entrar en su habitación por la mañana tan temprano y encender un fuego de la chimenea, aunque sofocante. Al acercarse miró con ojos de asombro el material que se consumía amontonado con abandono sobre los troncos. La tela estaba chamuscada hasta el límite de ser irreconocible, excepto por una tira pequeña que de algún modo había conseguido eludir el calor y las llamas; un fragmento de lana carmesí bordado en oro.

Una furia amarga lo sacudió. ¿Cómo se atrevían los Jeon's a entrar en su alcoba y destruir una de sus pocas posesiones preciadas, y aún peor, una que su propio laird le había regalado? La mezquindad de tal acto era abominable. Se volvió como un torbellino hacia la puerta, resuelto a buscar a Jk e informarle del despreciable comportamiento de su clan. Pero se quedó paralizado al ver la nota clavada con crueldad en la almohada.

Mí Hechicero. (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora