Capítulo 20. Glorioso Jin.

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Alguien estaba golpeándole la cabeza con un mazo.

Jungkook gruñó y se echó sobre el costado. Su cerebro continuaba retumbando, con una fuerza y una furia incesantes. Soltó una maldición y enterró la cabeza bajo la almohada, esforzándose por perderse de nuevo en el sueño.

—¡Jeon! —rechinaba la voz de una mujer—. ¡Jeon!

El grito agudo penetró la densa coraza de su fatiga. Exasperado, arrojó la almohada al suelo y entreabrió un ojo. La alcoba estaba envuelta en un manto de luz carbón, advirtiéndole de que aún no había amanecido. Se sentó con lentitud, con la mano presionada con fuerza contra la frente palpitante. .

—¡Jeon! —gritó Elspeth desde el pasillo—. ¡Despiértate! 

El estrepitoso ruido de la puerta se intensificó, hasta que Jk tuvo la certeza de que le iba a explotar el cráneo.

—¡Por el amor de Dios, que cese ese alboroto! —rugió. 

Tiró de los cobertores hacia atrás y atravesó furioso con paso airado la habitación, su pie fue a parar contra una jarra de vino vacía. Profiriendo una blasfemia dio un puntapié malhumorado al objeto antes de abrir de un tirón la puerta de su habitación.

—¿Qué diablos pasa?

Su expresión debió ser digna de ver, pues ni Elspeth ni Alice parecían capaces de hablar. Sus ojos estaban tan abiertos como copas, y el atizador de hierro que Alice había estado usando para aporrear la puerta se encontraba en el aire paralizado.

—¡Hablen!

—Ee... el muchacho —balbuceó Elspeth, encontrando finalmente la lengua.

—¿Qué ocurre con él?

—El brujo lo está... 

—Privando de comida a David —consiguió decir Alice.

—¿Cómo diablos va a privarle de comida? —les espetó Jk—. ¡Por el amor de Dios, estamos aún en plena noche!

—¿Qué hay, joven? —preguntó Owen, saliendo de su habitación medio dormido y arrastrando los pies. Estudió a Jungkook durante un instante, se frotó los ojos con los puños y volvió a mirarle—. Ya no son lo mismo desde que el brujo me los fundió —murmuró.

—¡Por todos los santos, estoy preparado! —La puerta de Reginald se abrió de golpe y emergió él, arrastrando su espada tras de sí. Al ver a Jk, se detuvo y lo miró, perplejo—. ¡Dios santo, muchacho, no puedes presentarte a la batalla de esa forma!

—No estaba pensando en ir a ningún sitio salvo a la cama de nuevo.

—¡Pero estamos bajo un ataque! —Reginald alzó la espada, luego miró alrededor confundido y vio al pequeño grupo reunido en el pasillo—. ¿No es así?

—Ya te dije que no era nada —reprendió Marjorie, saliendo al corredor con un tartán por encima—. Ahora vuelve a la cama antes de que encuentres la muerte de un... —Se detuvo de repente, con los ojos fijos en Jk.

—¿A qué se debe este maldito ruido? —preguntó Lachlan malhumo- rado—. Un hombre requiere una mínima cantidad de sueño, y no sé cómo se supone que puedo conseguirlo con todos vosotros aquí fuera montando una escena como si se tratara de una condenada... Digo yo, Jungkook, ¿no tienes frío, corriendo por ahí desnudo como vas?

—No está desnudo —le aseguró Owen a Lachlan—, está en ropa interior, son tus ojos que lo ven desnudo. 

Jungkook se miró, perjuró en voz baja, y se retiró a su habitación dejando la puerta abierta.

Mí Hechicero. (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora