Capítulo 30. Por mi.

1.4K 233 14
                                    

—¡Dios mío! —dijo Owen, rascándose su blanca cabeza—. Disculpa, Jungkook, pero creo que el joven Tae está bastante enamorado de ti.

Jk cerró los ojos y se frotó las sienes. El dolor de su cabeza había empeorado.

—Hoseok y Namjoon, llevad a los hombres fuera y divididlos en dos fuerzas —les ordenó con firmeza—. Una se quedará aquí para defender el castillo y la otra saldrá conmigo. Saldremos inmediatamente.

—Excelente —dijo Lachlan, frotándose las manos—. Eso me da tiempo suficiente para preparar otra remesa de mi pócima.

—Estoy dispuesto para partir en cualquier momento —declaró Reginald, dando unos golpecitos a su espada con ánimo—. Tan sólo iré a buscar ese elixir que Jimin me hizo para asentar mi estómago. Un brebaje maravilloso, sí señor. Quizá querrías probar un poco para ese dolor de cabeza, Jk.

—No llego a comprender cómo una pócima para el estómago puede servir para aliviar la cabeza del muchacho —se burló Owen—.Debería usar el ungüento que hizo para mis manos —decidió, levantando las palmas y flexionando con orgullo los dedos para demostrar su recién recuperada habilidad—.Llevaré un poco para el viaje, Jk, así puedes probar frotándolo sobre la cabeza.

—Esa es la más loca de las ideas que he oído nunca —gruñó Lachlan—.¿Cómo se supone que va a enfrentarse a Agust con esa pomada pegajosa goteándole por la cabeza? Cuando te pusiste por primera vez esa espantosa pasta, apenas pude tolerar estar en la misma habitación que tú.

Las blanquecinas cejas de Owen se arquearon.

—Disculpa, Lachlan, pero no creo que estés en situación de comentar nada respecto a los olores.

—Tiene razón, ¿sabes? —añadió Reginald—. ¿Tienes la más mínima idea de cómo apestas después de hacer una de tus repulsivas pócimas? 

Lachlan suspiró enfurecido.

—Esa pócima es un arma militar devastadora...

Jungkook miró a los tres ancianos quisquillosos absolutamente desconcertado. Owen, Lachlan y Reginald rara vez se aventuraban a salir al exterior, y no podía recordar cuándo fue la última vez que fueron más allá de la seguridad de las murallas del castillo.

—¿Os creéis que vais a venir conmigo? —les preguntó, confundido. 

Los tres ancianos cesaron su discusión y lo miraron.

—Desde luego que vamos, muchacho —le aseguró Owen—. Tenemos que ayudarte a salvar a nuestro hechicero.

—Esos Min en realidad no tienen ningún derecho sobre él, lo sabes —añadió Reginald—. Tenemos que hacer que entiendan eso.

—El joven pertenece a este lugar, con nosotros —terminó Lachlan—.Lo he dicho desde el principio.

Jungkook parpadeó, incapaz de creer lo que estaba oyendo. ¿Cómo había conseguido Jimin embrujar a estos tres ancianos hasta el punto de estar dispuestos a abandonar la seguridad de su castillo y luchar para traerlo de vuelta?

Del mismo modo que lo había embrujado a él, reflexionó con serenidad. Siendo fuerte, honesto y atento. Trayendo el poder curativo de su presencia a aquellos que creía que lo necesitaban. Se había hecho cargo de un niño moribundo y le había devuelto la vida, no por medio de sangrías y purgaciones y otras espantosas torturas, sino con ternura y paciencia, quizá incluso con un poco de magia. Jimin había abierto las contraventanas de par en par y llenado su mundo de luz, haciendo desaparecer la oscuridad y la miseria que había cubierto el castillo como un manto negro desde la muerte de Flora. Y al hacerlo, había ganado involuntariamente una batalla propia, pensó Jk. Finalmente había vencido el miedo y la desconfianza de los demás, consiguiendo que lo vieran como lo que era en realidad.

Mí Hechicero. (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora