Capítulo 28

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VERONICA

Sebastián y mi madre aún siguen durmiendo, ellos están demasiado cansados después de lo que pasó.

Yo ya no puedo dormir más, necesito salir y tomar un poco de aire.

Me pongo mi ropa de deportes y salgo de la casa para correr un rato. Tal vez esto me ayude a despejar un poco la mente, no quiero pensar en la tristeza.

Quiero estar tranquila.

Todo esto ha sido demasiado complicado, no sabemos que va a pasar ahora.

No hemos podido hablar del restaurante, no lo podemos dejar abandonado. Mi tía Esther trabajó demasiado por el cómo para hacerlo.

Además no podemos dejar solo a Sebastián, él en estos momentos nos necesita demasiado.

Pero también está nuestra vida en Londres, espero que mi madre pueda resolver esto.

Esto de estar contra la pared no es fácil.

Sigo corriendo entre las diferentes calles de la ciudad, hoy no hay demasiadas personas fuera.

Eso está bien ya que tengo más libertad para correr, recuerdo que en Londres me era sumamente complicado hacer ejercicio.

Otra cosa más que adoro de Transilvania.

Pasan los minutos he corrido por demasiadas calles, me estoy comenzando a cansar pero sé que aún puedo correr más.

Necesito urgentemente no pensar en lo que pasó con mi familia.

Sigo corriendo por otras cuántas calles hasta llegar a la zona de la iglesia negra.

Me recargo sobre un poste de luz para descansar un poco y con mi manga izquierda limpio las gotas de sudor que se encuentran en mi frente.

—Necesito agua...

Me toman bruscamente del brazo izquierdo, me hacen voltear y me encuentro con un hombre de ojos rojos.

Abre su boca y me muestra un par de colmillos.

Un grito de terror abandona mi boca, a espaldas del vampiro aparece la misma chica pelirroja de mis memorias recuperadas, toma al sujeto, lo lanza a los aires, él cae al suelo y la recién llegada lo mira.

—¿No te han dicho qué es de mala educación meterse con una mujer?

—Los Tepes...

—Me alegra mucho que sepas quién somos.

El vampiro le gruñe.

—Siempre actuando cómo animales.

Él corre hacia ella, la muchacha se mueve con una velocidad súper increíble, aparece frente al hombre, lo golpea fuertemente en el rostro, le da un golpe en la entrepierna con su pierna izquierda, lo empuja y el vampiro nuevamente sale volando para terminar en el suelo.

La pelirroja camina hacia el, coloca su pie izquierdo sobre el pecho del vampiro y comienza a hacer presión sobre el.

—No te levantes.

—Los Tepes siempre arruinando todo, por su maldita hay vampiros muriéndose de hambre.

—Esto se puede evitar si tan solo siguieran las reglas.

—¡Jamás!

El vampiro se libera de la boca, quita el pie de la muchacha de encima suyo, se levanta rápidamente, la toma por el cuello y la lanza lejos.

La pelirroja llega al suelo y el vampiro concentra su mirada en mi.

Él viene hacia mi.

La muchacha se levanta del suelo rápidamente, se abalanza contra el vampiro, ambos caen al suelo y la oji-verde comienza a darle de golpes en el rostro.

El vampiro detiene su puño con su mano, la derriba, se sube encima de ella y la sostiene del cuello.

—¡Maldita!

Esa chica es la hermana de Silas, Elizabetta.

No puedo dejar que la maten.

Ella también salvó mi vida.

Pero ¿Qué puedo hacer?

—¡Maldita Tepes! ¡Muérete!

Me armo con todo el valor del mundo, corro hacia ellos y formo un puño en mi mano izquierda.

—¡Dienton! —llamo la atención del vampiro.

Lo golpeo en el rostro, lo derribo, la pelirroja se levanta del suelo, lo patea y el vampiro de nuevo sale volando.

—Buen golpe —me dice.

—Gracias —la miro.

Vuelvo a poner mi mirada sobre el otro vampiro, ya no está.

—El cobarde se fue —dice Elizabetta —. Maldición.

—Es lo mejor —comento.

—¿Te encuentras bien?

—Si —volteo hacia ella nuevamente —.¿Tú?

—He pasado peores no te preocupes por mi.

—Tú... eres Elizabetta Tepes, la hermana de Silas y Alaric.

—Y tú eres la humana con la inmunidad a la hipnosis de los vampiros —dice —. Veronica Bennett.

—Así es yo...

—Cierra la boca... quiero comprobar si lo que mis hermanos me dijeron es verdad.

Se me acerca y me mira fijamente a los ojos.

—Vas a olvidar todo lo relacionado con los vampiros, tú jamás conociste a los Tepes.

—No.

—¿Qué?

—Dije que no... no sirve. Ya no más.

—Carajo...

—Tu hermano intento hacer lo mismo pero obtuvo el mismo resultado que tú.

—¿Cómo demonios es posible?

—La verdad no lo sé.

—Esto tiene que ser una broma, jamás en la historia de los vampiros ha existido un humano que sea inmune a la hipnosis.

—Pues ahora hay dos.

—Cierto... tu primo también.

—Si.

—Que raro...

—Gracias por salvarme del vampiro.

—No me des las gracias, solo lo hice para que Silas no llorará. Quiero tener paz y tranquilidad en mi casa —me responde —.¿Sabes? Me estaba muriendo de ganas de conocer a la gran Veronica Bennett finalmente, a la chica que ha logrado cambiar radicalmente a mi hermano mayor.

—¿Yo? ¿Cambiar a Silas?

—Si, lo has hecho. Mi hermano ha cambiado completamente tras tu llegada. Se ha vuelto menos enojón y déjame decirte Veronica que estoy totalmente agradecida contigo. Ya no soportaba lo anegado que era mi hermano antes de conocerte.

—Y-yo... no he hecho nada.

—Te estás equivocado, has hecho mucho.

—Yo...

—Hay una cafetería cerca, vamos a charlar un poco ahí ¿Te parece? También le llamo a Silas para que nos vea allá. Necesito contarle sobre el ataque del vampiro para que él se encargue de buscarlo.

—Si, está bien. No tengo problema.

—Bien...—me toma del brazo izquierdo —. Entonces vamos futura señora Tepes.

¿Qué dijo?

¿Escuché bien?

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