Capítulo 52

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VERONICA

UNA SEMANA DESPUÉS

—Cariño —mamá sale de la cocina, dejo de ver la televisión y volteo hacia ella —. Voy a salir un rato, tengo que hacer unas compras importantes ¿Quieres venir?

—No mamá, gracias pero prefiero quedarme.

—Muy bien ¿Quieres qué te traiga algo?

—Si, si quiero —le digo —.¿Podría ser un cereal de chispas de chocolate?

—¿Un cereal? Pero si tú no eres de las que come eso.

—Ya lo sé, pero de la nada se me ha antojado demasiado.

—Hija... últimamente has estado demasiado extraña. Duermes todo el día, tienes hambre a todas horas y siempre estás cansada ¿Qué pasa?

—No lo sé mamá, posiblemente sea por el estrés de estos días. Hemos tenido demasiado trabajo en el restaurante.

—Puede ser pero... no quiero arriesgarme. En cuánto regrese iremos al hospital.

—Mamá no es necesario.

—Si lo es, así que no me voy a tardar mucho.

Mamá camina hacia la salida y abandona la casa.

No entiendo por que se preocupe mucho.

Estoy bien, solo he tenido esos síntomas.

Esto debe de ser por todo el estrés, entre el restaurante y el no saber de Sebastian me está matando.

Pongo mi atención de vuelta en la televisión, pasan unos pocos minutos y mis ojos se empiezan a sentir demasiado pesados.

—Ay no...—digo.

No quiero dormir, hace a penas una hora lo hice.

Apago la televisión, me levanto del sofá y voy hacia la salida. Necesito un poco de aire.

Tal vez así no me de más sueño.

Salgo de la casa, cierro la puerta muy bien y después comienzo a caminar por la calle.

No he querido llamar a nadie de los Tepes por la recién coronación de Silas. Temo que si lo hago puedo meterlos en problemas.

Me siento demasiado sola desdé que Sebastián está con ellos entrenando.

No tengo nadie con quién hablar.

Realmente echo de menos a ese tonto.

Espero que vuelva pronto.

Lo necesito demasiado al igual que a Silas.

[....]

—Dios...

El sueño no me deja en paz, sigo teniendo ganas de dormir.

No entiendo que demonios está pasando conmigo.

Termino llegando a la plaza del consejo y después me adentro en uno de sus callejones, necesito una taza de café.

Tal vez con eso me sienta mejor.

Sigo caminando cómo un zombi hasta encontrarme de frente con un tipo el cuál me ha bloqueado el paso.

—¿Me puede dar permiso?

—¿Qué pasa hermosa? Te ves mal... ¿Acaso te sientes enferma?

—Señor...

Él se me acerca y me toma del brazo izquierdo.

—Déjeme por favor.

El hombre me toma de la cintura.

—Quite sus manos de mi —le exijo.

—¡Oh vamos! Hermosa te la pasarás bien.

—¡Déjeme!

Carajo, no tengo ni siquiera un poco de fuerza.

¿Qué carajos está pasándome?

Yo no soy así.

—Hermosa deja que...

Las palabras del tipo de detienen de golpe, lo veo salir volando y estrellarse contra el suelo.

En mi muy borroso campo de visión aparece un muchacho el cuál no puedo ver claramente ya que estoy totalmente cansada.

—¿S-silas?

Me acerco un poco más a él y lo tomo de los brazos. Aclaro mi vista un poco y el rostro del primo de Silas aparece delante de mi.

—¿Caspian?

—Señorita.

—¡Maldito infeliz! —el hombre se levanta.

Caspian lo mira.

—¿Quién mierda te crees? Esté no tu asunto.

Él se acerca furioso al primo de Silas, le tira un puñetazo, el chico lo evita, lo toma del cuello, lo lleva hacia la pared y lo choca contra ella.

—Escucha bien pedazo de basura, si te vuelves a acercar a ella te voy a romper en mil pedazos y alimentaré a los perros con ellas ¿Has entendido?

—S-si...

Caspian lo suelta.

—Vete.

El hombre se va corriendo, Caspian regresa a mi y se coloca delante.

—¿Se encuentra bien señorita?

—Yo... lamento demasiado la confusión.

—No se preocupe... con lo que dijo puedo darme cuenta de que conoce a mi primo.

Que idiota soy.

—Y-yo... n-no...

Mis piernas ya no aguantan más y me hacen desplomarme.

Caspian me atrapa en sus brazos.

—La tengo señorita, no se preocupe.

—Caspian...

—La noto mal, hay llevarla al médico.

Él me carga.

No puedo acercarme a él, tengo que reaccionar.

Él es peligroso.

—Estoy bien...

—No, no lo está. Déjeme ayudarla.

Mis ojos se sienten más pesados.

—Caspian...

—Yo la cuidare, no se preocupe.

Mis ojos se terminan cerrando y todo se vuelve negro.

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