Capítulo 36

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VERONICA

No he podido sacar de la cabeza lo que sucedió ayer en la noche.

Aún puedo sentir claramente la presión de sus labios contra los míos y eso me hace volverme completamente loca.

—Realmente...—llevo mi mano izquierda hacia mis labios —. Sucedió.

—¿Qué sucedió? —mamá entra en la cocina.

—Nada —le respondo.

—Desdé que regresaste del baile actúas demasiado raro hija —ella se acerca a la alacena y saca una taza de ella —. Algo sucedió durante ese evento ¿Verdad? —me mira —Algo sumamente interesante.

—Mamá no pasó nada.

—Hija te conozco mejor que nadie, sé cuándo algo te pasa —me responde —.¿Acaso te encontraste con un muchacho sumamente apuesto qué te dejó totalmente enamorada?

—No, claro que no...

—Se encontró con Silas Tepes y ambos bailaron cómo un príncipe y una princesa —Sebastián entra llamando la atención de mi madre.

—¿Silas Tepes? ¿Él asistió?

—Si, así es tía —le dice mi primo a mamá —. Los hubieras visto, eran la sensación del baile. Mientras estaban bailando la gente no dejaba de decir que se veían lindos.

—Oh por Dios...—mi madre se me acerca —.¿Y con esto te ha quedado claro qué si son el uno para el otro?

—Mamá...

—Dios... mi hija ya tiene un príncipe.

—¡Mamá!

Ella se acerca a la cafetera y se comienza a servir un poco de café en su taza.

—Yo no tuve la oportunidad de tener un hombre con el cuál tener un romance de películas, pero tú...—me mira nuevamente —. Tal vez si puedas hija, Silas Tepes es un buen muchacho. Estoy completamente segura de que sería un excelente novio para mi adorada hija.

—Dios...

—Y si se llegan a casar es mucho mejor.

—¡Mamá!

—Sebastián...—ella mira al rubio —. También lo digo por ti, Alaric es un buen muchacho y se ve que le interesas mucho.

—¿De verdad lo crees tía Samantha?

—Completamente, si ustedes dos dejan escapar a ese par de hermanos serán unos verdaderos tontos —dice —. Así que no desperdicien la oportunidad por favor.

Mamá sale de la cocina.

—¿Por qué le dijiste?

—¿Tenía qué ser un secreto?

—¿A qué hora llegaste a casa? —le pregunto.

—Llegue antes que tú, Alaric me trajo con su velocidad sobrenatural. Por cierto...—él se me acerca —. Ya se habían tardado los dos en hacerlo

—¿De qué demonios estás hablando?

—¡Oh por favor! No te hagas la que no sabe nada, lo vi por la ventana de mi habitación.

—¿Te refieres a...?

—Al beso que se dieron Silas y tú.

Tierra tragame ya.

—L-lo viste...

—Si, y déjame decirte que te felicito por eso. Ya era hora de que lo hicieran.

—No le digas a mi mamá.

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