"Una sonrisa"
Aurora caminaba a pasos apresurados por los pasillos del área de aseo. Iba girando en la esquina cuando de repente una voz femenina la detiene.
—Isabel —la llama el ama de llaves—. Lleva la cena al comedor del primer piso —dijo sin esperar respuesta y se fue.
Aurora asintió, pese a que el ama de llaves ya no se encontraba presente, y se dirigió hacia las cocinas reales.
Tendría que ir a conseguir alguna información acerca de Lucius en otro momento, porque desde que el día de ayer pasó la prueba, se había puesto manos a la obra para cumplir con su misión.
Se adentró a la cocina y le preguntó al cocinero real -que no dejaba de mover un cucharón dentro de una olla- sobre la cena que debía entregar.
Ahora que supuestamente le debía toda su fidelidad a Lucius, nadie ponía en duda sus actos, y ni siquiera sospechaban que en realidad, su alma seguía intacta. Eso era un punto a su favor, dado que podía observar y escuchar sin que otros desconfiaran de ella. Actuar como una marioneta le costaba, cualquier comentario que saliera de su boca debía ser por el orgullo que sentía hacia Lucius Zogratis y su forma de salvar aquellas almas perdidas. Quería bufar por esto último.
Salió de la cocina y comenzó a empujar el carrito que contenía muchos platos -demasiado excesivo para tan pocas personas- y con algunas botellas de vino para beber. En su mente, fue repitiendo las instrucciones del salón al que debía llegar, con el fin de evitar no perderse y arruinar esta tarea. Suspiró, no aguantaría más de un mes haciendo todos los días la misma labor si eso no le daba el tiempo suficiente para poder acercarse a Lucius.
Llegó hasta la puerta del comedor y tocó tres veces para avisar de que la cena había llegado. No sabía quiénes se encontrarían dentro del salón, ya que seguían habiendo nobles y personas acostumbradas a la vida privilegiada de la realeza dentro del castillo. Imaginó que la cena era para ellos.
Pero estaba muy equivocada. Cuando se giró y se enderezó para seguir hacia adelante, se detuvo abruptamente. Lucius se encontraba con los ojos cerrados y su mejilla posicionada sobre una de sus manos. Aurora le dio la orden a sus pies de moverse en cuanto la mirada de Lucius se posó sobre la de ella.
Aurora bajó su mirada hacia el carrito, sintiendo a Lucius inspeccionar cada parte de su cuerpo. En estos momentos, tenía que ser extremadamente cuidadosa con todo lo que hiciera.
No podía equivocarse en nada que hiciera o saliera de sus labios.
—Mi señor —saludó—. Vine para servirle su cena.
Lucius no dijo nada, así que eso le dio pie para servir aquellos exquisitos platos que olían de maravilla. Algo que odiaba, era el poco tiempo que tenía para comer, pero en cuanto la cocina no estuviese llena, comería algo.
Intentó que sus manos no temblaran e intentó no desviar su mirada hasta el hombre que estaba cerca de ella. Sentía aquella energía que desprendía su cuerpo y se preguntó si Julius la sentía allí con él. Ella de momento, no lo sintió.
Un sirviente, en el que Aurora no había reparado en su presencia, se acercó para servirle una copa con vino a Lucius. El olor del vino hizo que ella quisiera vomitar.
Aurora terminó de servir los platos y retrocedió unos pasos para quedarse junto al carrito, esperando la señal para irse.
—Puedes retirarte —dijo Lucius, con voz grave y con su concentración en el tenedor que acababa de tomar.
Aurora asintió y comenzó a marcharse con el carrito.
—Tú no.
Sus hombros se tensaron y se dio la vuelta.
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Cronogravedad | Julius Novachrono [Black Clover]
RomanceAurora Bellwood forma parte de la orden de caballeros mágicos de los Toros Negros. Después de varios años lejos del Reino del Trébol, regresa para cumplir con su deber en la orden de caballería. Sin embargo, un encuentro con el que para ella resulta...