Capítulo 3

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Dary

Después de clase.

Liam me saca a rastras del instituto – creo que quiere deshacerse de Eli, ya nos escabullimos sin que se diera cuenta. 

-Estate tranquila – sabe que me siento mal por dejarla sola – sabes que cuando se pone a ligar con esos tíos, se olvida de nosotros.

En pare es cierto, normalmente,  tenía que irme sola a casa, porque no quería estorbar. Una vez la esperé, ella estaba con un tío  mayor que ella, y tuve que  ver desde lejos  cómo se daban lametones  entre sí, fue asqueroso.

— Quiero que vallamos a un restaurante, hacen una pizza italiana espectacular.

El saca unas llaves junto con un control pequeño de su bolsillo.

— Mi  primo me prestó uno de sus coches - señala un Toyota Corolla color negro. .

— ¿Cuantos coches tiene?

— No sé, perdí la cuenta la última vez que fui.

Llegamos en 20 minutos,  la trayectoria fue algo silenciosa, solo escuchamos música y de vez en cuando  comentábamos una que otra cosa.

Mientras Liam  aparca, yo pienso que significa todo esto. Es decir, ¿esto es una especie de salida  en plan de  amigos? ¿Plan romántico?

No me quiero hacerme  ilusiones.

— Liam -  llamo su atención -  ¿Qué significa esto?

Que pregunta tan estúpida.

¿Podía haberla formulado de otra forma?

No se  me ocurre otra.

— ¿Qué significa qué? - es obvio que no entiende de qué hablo, creo - Está claro.

— ¿Por qué  te prestó su coche? - pregunto lo primero que se me ocurre.

¿Está claro?

Claro que no.

No se dé qué hablas, idiota. - digo en mi mente.

— Para ir más cómodos, Y llevarte a casa luego, me lo presto hace unas semanas.

Mientras comíamos pizza hablamos de trivialidades.

No podía estar más satisfecha.

— La pizza está deliciosa.

— Este restaurante es el que mejor prepara pizza. Uno de los chefs es italiano.

— Tiene Sentido. - afirmo.

— Bien, es hora del postre - Llama a un mesero y le hace señales con la mano.

Y Beto a saber qué dice.

Minutos después, traen un helado de  chocolate con oreo y maní. Oh  mierda, mi favorito.

El  helado  tiene una pequeña tarjeta, blanca desde mi punto de vista. Él  la mira con auténtica ilusión y nerviosismo. Yo me perdí en lo que está sucediendo. Pensé que el helado era para mí.

Solo hay uno solo.

— Déjeme aclararte que esto ha sido una auténtica cita - me suelta como si nada, en tanto yo me pongo de los nervios al escuchar aquello.

No digo nada. Solo sonrío en respuesta. Qué vergüenza.

No quiero que esto sea romántico. Bueno si un poco, pero no tanto.

— Sé que debe ser algo extraño para ti, - comienza a balbucear -   la verdad, la he pasado muy bien contigo. –  entonces no solo yo la he pasado bien con él - No sé si he estado malinterpretando las cosas pero siento que también te gusto. Lo digo porque me gustas muchísimo, joder. Me encantas en todo el sentido de la palabra.
Joder, esto no podía ser mejor, por supuesto que me gusta también, admito  que desde hace poco. Porque  hace unas pocas semanas solo lo veía como un  buen amigo.

Atrapada en la Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora