Capítulo 21

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REY

La sigo observando casi ignotizado. No obstante, todo se arruina cuando ella frunce más el ceño y comienza a murmurar cosas, se despierta asustada cuando la tomo de la mano.

—¡No!

Se levanta de la cama temerosa y de pronto se marea.

Me mira a los ojos incrédula.

—¿Todo está bien allá afuera?

Comenta después de unos segundos de silencio. Después de deducir que no le iba hacer nada.

—Todo bajo control.

Parece aliviada.

—¿Vinieron... Por mi?

Ruedo los ojos.

—No todo se trata de ti —niego— vinieron por Williams.

Ella se tensa y puedo notar como su ritmo cardíaco se eleva.

—¿Está aquí?

—Si —afirmo para su mala suerte—. Aunque no es tu problema cría, esta vez no podrá hacerte daño, está casi muerto.

Ella no responde nada, solo se queda mirando a la nada.

—Está enjaulado —vuelvo a intervenir—, ¿Quieres verlo, vengarte o algo así?

Esa pregunta sale de mis labios sin pensar.

—No, no creo que pueda.

»—¿Que haces aquí?

—Exigirte que te recuperes rápido, necesito ir por el arma y contigo toda indispuesta no voy a lograr un carajo.

—¿Exactamente que tengo que hacer?

Se me van a adelantar si no llego cuanto antes. Desde ya mandé a mis skays a custodiar la zona. No permitiré que se me adelanten.

—Buscar una arma en el Wookey Hole Caves, una de las cavernas son algo estrechas, no quepo para entrar en ella.

—Y tu deduces que yo si.

—Tu tamaño y contestura me dicen que si.

—Podrias pedirle a un niño de diez años, no tengo que ser yo.

—No pienso involucrar a críos en esta tarea, vas a ir si o si.

—No tengo elección.

—No.

Esta vez quién rueda los ojos es ella. Se abalanza contra la almohada colocando sus manos sobre sus ojos.

—Bien, ya puedes largarte.

Ordena como si nada. ¿Que mierda se cree?

Se acurruca entre las sábanas dandome la espalda. ¡¿Como se le ocurre darme la espalda?!

—Al rey no se le ignora niña.

—Tu no eres ningún rey —me contradice.

Agarro su hombro y la volteo hacia mi, molesto.
Ella refuta pero no le hago caso, le quito las sábanas de encima.

—¿Que crees que...?

Sin pedir permiso me subo a la cama y me acuesto del lado izquierdo. ¿Para que negarlo?
Vine a eso.

—Vete de aquí.

—Estás en mis aposentos.

Entrecierra los ojos.

—Lo que sea que planees, olvidado.

—No planeo nada.

Resopla y se ve graciosa.

Atrapada en la Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora