Capítulo 2

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"¿Se puede confiar?"

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"¿Se puede confiar?"

Cierto ciervo estaba en una limosina junto aquel ángel caído de mejillas coloradas, a su lado su mano derecha; también un ángel caído. Ambos conversaban sobre que le dirían a los demás gobernantes, el porque decidieron perdonarlo y no tan solo eso sino volverlo un aliado.

—Entonces—el ciervo miro a Satán—¿Solo quieres estatus y poder? ¿Para que?—dijo con confusión, el ciervo sonrió.

—Su alteza, no planeo nada contra ustedes—la cabra refunfuñó—Si, claro ¿Entonces deberiamos creerte?—el ciervo sonrió.

—Si, porque de querer hacer algo lo habría hecho, créeme querido—la cabra frunció el ceño con desconfianza, pero por desgracia no entontraba mentira alguna en las palabras del ciervo. Miro a Lucifer quien estaba relajado y luego suspiró.

—Bien…supongo que estarás vigilado, cualquier mínima cosa y yo mismo me encargo de aniquilarte ¿Entendido?—la voz del monarca se distorsionó en la última frase, el ciervo no se inmutó al contrario, sonrió.

—Entendido, su alteza—

Reunidos en la sala, cada uno de los gobernantes de ese infierno observaban al ángel caído con desconfianza. Era obvio que no les agradaba la idea.

—¿Cómo esperas que creamos que no causara problemas?—dijo el gobernante de la codicia.

—Estara vigilado; por mí, si intenta algo yo mismo me encargaré de él—aseguro el rey, los demas se miraron entre si.

—¿Alguna razón por la que quieras tener a ese pecador como tú…aliado? ¿Acaso es una broma? ¿De verdad vas a confiar en él?—dijo el gobernante de la pereza. Lucifer suspiró.

—Nunca dije eso, solo tengo curiosidad por saber más de ese pecador…su poder es grande, hizo un caos en este lugar—el monarca hizo una pausa.

—Tenerlo bajo mi control me beneficiaría mucho…me encargaría de un par de escorias, además será entretenido. No tengo nada interesante que hacer estos días, será buen entretenimiento—el monarca sonreía de oreja a oreja causándole un escalofrío a más de uno.

—Bien, entonces solo estás aburrido y piensas que es un puto juguete…¿Te has puesto a pensar en que podría traicionarte?—dijo el gobernante de la envidia tampoco convencido de la estúpida idea del ángel caído.

—No es rival para mi—la serpiente marina frunció el ceño—No sabes cuáles son los límites de su poder ¿Cómo estás tan convencido?—Lucifer rodo los ojos.

—Solo es un pecador con suerte…no es rival para ninguno de nosotros, no hay de que preocuparse. Lo destruiriamos en un segundo—un silencio invadió la sala, ninguno estaba convencido, pero no podían oponerse, de cualquier modo Lucifer lo haría. Era terco y cuando se le metía una idea en la cabeza no había quien se la quitará.

Caminos Separados: un nuevo comienzo (Radiodust) [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora