32 - Ya No Te Hago Falta

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JUANJO

La melodía junto a la voz de Martin empieza a sonar de una forma que parece abrazarme el corazón para apretarlo con fuerza. 

Los grandes e intensos ojos del vasco se mantienen fijos al frente y nunca había deseado tanto que alguien me mirara como en este momento. Que esquivarle la mirada es prácticamente imposible. 

Cada palabra es una estaca directa a mi corazón, como si estuviera hablando de mí, y yo solo deseaba poder gritarle que nadie nunca me había hecho tanta falta como él. Quiero que sepa que quiero contarle todos mis días y que me escuche como si fuera lo más interesante que alguien le ha contado nunca. Que lo quiero todo de él.

Deseo poder decirle que mis palabras envenenaron lo que teníamos, pero que solo fue la tensión de ese día.

Quiero prometerle que arreglaría cada pluma de sus alas para que pudiera volver a volar libre y feliz, que jamás sería capaz de cortárselas y olvidarle. Por supuesto le enseñaría los dientes con cada una de sus bromas, porque su felicidad de alguna manera es la mía. 

Quino cuidar su corazón como nadie ha sabido hacer y darle todo el calor que soy capaz de transmitir. 

— Nunca lo había visto llorar. — Dice alguno de mis amigos, haciendo que me dé cuenta de que las lagrimas no dejan de correr por mis mejillas. Las aparto rápidamente con la palma de mi mano sin poder dejar de mirar a Martin, como si él pudiera verme.

La canción acaba y Martin no sonríe como siempre, cosa que me duele todavía más. Si soy el responsable de que la preciosa sonrisa que tiene se haya desvanecido temporalmente, prometo entregarme a la policía y que me metan preso. 

— Corre a verle. — Me dice Ruslana, haciéndome reaccionar. 

El corazón no deja de bombear con fuerza en mi pecho, con más potencia a cada paso que doy.

— Hola Juanjo. — Saluda Abril. 

— Necesito ver a Martin. — Ella asiente, comprensiva, señalándome el camerino del chico que ha ocupado de la forma más bonita cada uno de mis pensamientos. 

Cada paso hasta el camerino es eterno, cuando toco la puerta oigo su voz, sofocada por un sollozo que me rompe en mil pedazos. 

— Un momento. — Dice.

Espero con el corazón desbocado hasta que él mismo abre la puerta, con los ojos rojos  y la mirada más triste que en el escenario. 

— Juanjo. — Suelta, sorprendido. Volver a escuchar mi nombre en sus labios es com un soplo de aire fresco, como lo que necesitaba oír para poder acercarme.

— Martin... — Antes de que pueda decir algo más cierra la puerta, dejándome paralizado frente a ella. No me quiere ni ver.

No tarda mucho en volver a abrir la puerta, un poco más recompuesto. — Lo siento.  —Niego con la cabeza, podría cerrarla mil veces más que no tendría nada de lo que disculparse. 

— ¿Puedo pasar? — Susurro, como si por hablar un poco más alto fuer a acerrarme de nuevo la puerta. Asiente, dejando espacio para entrar.  El simple hecho de volver a tenerle cerca altera cada nervio de mi cuerpo. 

Cierra la puerta y se queda ahí apoyado, como si quisiera estar lo más lejos de mí posible. Por un momento me quedo en blanco, no sé que hacer o decir bajo la atenta mirada de sus ojos tristes. 

— Lo siento tanto, Martin. — Es lo único que sale de mi boca, de una forma tan atropellada que no estoy seguro ni de si me ha entendido.  

— ¿Por qué? — Me pregunta, sin dejar de mirarme . Y sinceramente no sé por qué de todo me disculpo. 

The Dancer - Juantin ot2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora