30 - Culpable

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JUANJO

No se de donde he sacado las fuerzas para venir hasta aquí, pero supongo que ha sido un poco ingenuo creer que como cada mañana Martin estaría esperándome bajo el portal de su piso.

Espero un poco mientras me enciendo un piti, quizás con suerte aun no haya bajado. El tiempo pasa lento, como si de repente el mismísimo Cronos hubiera decido ralentizar los minutos. 

Oigo la puerta abrirse y me giro, con el corazón acelerado como nunca. 

Ruslana. 

Trato de disimular la decepción y la miro atento.

He de decir que por unos segundos temo por mi vida, si Martin le ha contado algo puedo empezar a preocupare por mi integridad física. 

Sin embargo cuando me ve frunce el ceño, tranquila. 

— ¿Qué haces aquí? — Pregunta tras saludarme con un beso en la mejilla. 

— Esperar a Martin. 

Ella niega mientras me quita el piti de la mano para darle un par de caladas. 

— Le he apagado la alarma, ha pasado mala noche y quiero que descanse un poco. 

Sus palabras hacen que se me encoja el corazón, solo de imaginármelo sin poder dormir o llorando por mi culpa me siento miserable. 

— Ah, gracias. Pues me voy. 

— Si quieres puedes acompañarme a mí. — Propone, sonriendo. — Hace mucho que no hablamos y eso que antes de que llegara Martin prácticamente vivías en mi casa. 

Me gustaría pedirle que deje de procurar su nombre, que solo con escucharlo siento mi corazón agrietarse un poco más, pero digo nada, solo le sonrío dándole la razón. 

— Supongo que los dos hemos estado muy liados. — Le respondo, sin poder mirarla sin sentirme mal. — ¿Todo va bien?

— Muy. Con Omar las cosas van mejor que nunca, y mi hermana vendrá a visitarme de aquí nada. — Me explica alegremente. — Y para navidades iré yo a Canarias. Como echo de menos mi isla. 

— Aun estoy esperando a que me lleves. — Le reprocho en broma. 

— En verano nos hacemos un tour, entre Bilbao, Zaragoza y Canarias. — Responde ilusionada. Pobrecita. 

Y pobre de mí, que parece que hoy no dejará de mencionar a Martin. 

— ¿Tú cómo estás? — Me pregunta al ver que no digo nada. Ruslana no es tonta, aunque Martin no le cuenta nada acabará atando cabos. — Tienes mala cara. 

— Estoy bien.  — Le respondo, sin añadir mucho más. Cuando por fin llegamos al lugar dónde da clases de baile y nos despedimos con un abrazo que no sabia lo mucho que necesitaba. 

— Ya quedaremos un día de estos y nos ponemos al día. — Dice al separase de mí para entrar. 

Asiento, aunque la culpa me reconcome por dentro. Sé que si supiera que Martin estaba así por mi culpa no querría que quedáramos, seremos muy buenos amigos pero lo que tiene con Martin es otro tipo de vínculo. Son como hermanos. 

Mientras camino a casa solo puedo pensar en Martin. Martin haciendo fotos a las putas palomas. Martin corriéndomela hacia mí al salir de la academia. Martin mirándome como si fuera lo más interesante del mundo. 

Martin, Marita, Martin...

Y es el pensamiento de Martin que me lleva a pararme frente a la panadería de Rosa. Me quedo parado unos segundos hasta que los ojos de la mujercita se posan en mí y me hace un gesto para que entre. 

The Dancer - Juantin ot2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora