CAPITULO 12

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Narrador omnisciente

Cada quien tiene problemas a su manera, sufre a su manera, se quedan callado a su manera.

Todos tienen problemas, las protagonistas de esta historia tienen problemas, los personajes secundarios tienen problemas, la escritora tiene problemas, el lector tiene problemas. Cada quien lo demuestra como guste.

María José sufría por el hecho de perder aquella comunicación con su hermana. Podría ser tonto para algunos, pero para ella no.

Cuando su madre falleció ella cuido a Valentina, ella tuvo que crecer a sus 14 años, no vivió una adolescencia normal, tampoco quiso vivirlo, ella era feliz viendo películas por las noches con su pequeña hermana, comiendo palomitas, riendo, tomando bebida. Mientras que otros adolescentes en la noche salían a discotecas, toman, fumaban, conocían gente, etc.

Ella ahora se sentía tan sola y acompañada a la vez, tiene una amiga que estaría dispuesta a ayudarla en todo, tiene a Daniela que ahora se volvió importante para ella. Sin embargo nada se compara al amor de familia que ella quería tener.

Estaba sola en su habitación, en un rincón, acurrucando sus rodillas entre sus brazos, sollozaba susurrando "te necesito mamá"

Cada quien tiene sus propios problemas.

El de Valentina Garzón su gran problema se basa en su celular.

-No, no, no, no te mueras- susrraba en su habitación la menor de los Garzón.

Soltó un gran chillido al ver cómo su teléfono se bajaba la pila.

-¿En serio ese es el problema de los adolescentes hoy en día?-

Lamentablemente si, muchos padres se refugian trabajando para dar lo "mejor a su hijos", no se dan cuenta que lo mejor para ellos es la atención que necesitan.

Pero a ver, no soy tonta, los padre deben trabajar para traer comida al hogar y eso lo tenía bien claro Juan Carlos.

En el centro de Bogotá en un gran edificio se encontraba el señor Juan Carlos. Por muy difícil de creer el igual tenía sus problemas, personales y sentimentales.

Él tenía bien en claro que la relación de padre e hija que tenía con sus pequeñas, no existia.

Tras la muerte de su esposa Juan Carlos se hundió en una depresión, depresión que le costó el trabajo que el amaba y que le pagan lo suficiente para tener una mejor vida. Sin embargo faltó tanto al trabajo, hacia lo que debía hacer muy mal, gritaba a todos, se enojaba sorpresivamente, eso no pasaba desprevenido para su jefe.

Tras la perdida de su empleo tuvo que buscar otro, pero no le pagan lo suficientemente bien, se busco otro trabajo, vivia en 2 empleos para sacar adelante a sus hijas. Él soñaba ver a su María José siendo toda una profesional, soñaba ver a su Valentina graduada de la secundaria. Hacia todo por ellas pero no les daba el suficiente amor de padre.

Su problema de el se basa en eso, en el amor que no demostraba a sus hijas por estar trabajando, su problema era que las cuentas cada vez crecían...Se estaban quedando en la calle.

Frente al gran edificio donde trabaja Juan Carlos, se encontraba una cafetería. En ella se encontraba un chico castaño, sumergido en sus propios problemas.

-Ay Danielita- susurraba tomando un sorbo de su capuchino.

El problema de él se sumergia en aquella castaña, él conocía a Daniela desde que tiene 10 años. Él se encontraba enamorado de ella, se enojó cuando a sus 15 años él le confesó a la castaña que le gustaba, pero Daniela dijo un simple "te veo como un hermanito, Mateo"

La cantante Daniela Calle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora