Hola a todos! Acá un nuevo capítulo. Decirles que esta historia es larga jaja.
Rhaenyra sufre mucho en ella, pero habrá partes buenas, espero, quiero creer, la escribe mi hermana, es puro drama esa mujer jaja.
No olviden comentar y votar si quieren más cap jeje
Rhaenyra se encontraba en una encrucijada, atrapada entre el temor de la verdad que Cole podría revelar y la incertidumbre sobre cómo obtener respuestas de su padre. Aunque su relación con él había sido tumultuosa y dolorosa, sabía que era el único que conocía el oscuro secreto que Criston Cole amenazaba con divulgar. A pesar de las atrocidades que había cometido, él era la única persona que podía ayudarla a entender y afrontar la situación actual.
En medio de su angustia, Rhaenyra anhelaba desesperadamente la oportunidad de hablar con su padre, no para protegerlo, sino para obtener claridad sobre el pasado y encontrar una forma de enfrentar a Criston Cole. Sin embargo, temía acercarse a Daemon para pedirle que le permitiera ver a su padre, sabiendo que cualquier interés mostrado hacia él podría levantar sospechas sobre por qué quería verlo, y eso podría delatarla.
En su desesperación, Rhaenyra se refugiaba en la soledad de sus aposentos algunas veces, donde se permitía llorar en silencio y reflexionar sobre la situación. Sentía un profundo conflicto interno, debatiéndose sobre como podría con Criston Cole.
Simplemente no podía con él, cada vez que estaba cerca de él, miles de recuerdos venían a su mente. Cada vez que estaba cerca de él, el horror volvía.
Sus hermanos eran su consuelo. Ellos sabían, ellos estaban furiosos con la presencia de Cole, pero eran pequeños, ellos ni siquiera deberían haber estado arriesgándose por protegerla a ella.
Sin embargo en esos días Aegon ya se las había arreglado para destrozar la capa blanca de Cole.
Aemond para arrojar su lucero del alba a una parte alta del palacio donde Cole tuvo que ir a buscarla.
Helaena le había puesto arañas en la cama, aunque no se supo que fue ella, pero Rhaenyra sabía que la única que tomaría arañas en sus manos y las pondría allí era su pequeña hermana.
Y Daeron, había pedido entrenar con Criston Cole y cuando ella tuvo miedo de que Cole lo dañara, Daeron lo golpeó... en sus partes íntimas tirando a Cole al suelo.
Rhaenyra encontraba consuelo en la presencia de su esposo, cuya atención y protección la mantenían a salvo del hostigamiento de las septas y septones sin que él siquiera lo supiera.
A pesar de los miradas de desdén y juicio que recibía de estos religiosos, Rhaenyra se aferraba a los momentos de intimidad compartidos con Daemon como un refugio contra el desprecio y la hostilidad que enfrentaba.
Cuando Daemon la tomaba en sus brazos y la besaba, Rhaenyra podía olvidar, al menos por un instante, las miradas acusadoras y los susurros maliciosos que la rodeaban. Su amor por Daemon era un faro de luz en medio de la oscuridad, un recordatorio de que no estaba sola en su lucha contra los enemigos internos y externos que la acechaban.
Aunque las miradas de las septas y septones seguían ardiendo con el fuego del juicio y el desprecio, Rhaenyra se negaba a permitir que su odio la consumiera. Para ella, su amor por Daemon era un escudo contra la crueldad del mundo exterior, un recordatorio constante de que no todo estaba perdido en su mundo.
Sin embargo, la presencia de Cole la atormentaba, y arruinaba sus momentos de felicidad.
Ella evitaba estar sola, y siempre se rodeaba o de sus hermanos o de su doncella Elinda, pero cuando inevitablemente estaba sola, intentaba correr hacia algún lado para evitar encontrárselo a él.
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Llamas rebeldes: La unión de los dragones (Daemyra)
Romance"En un mundo de poder y tradiciones implacables, Rhaenyra Targaryen lucha contra un destino impuesto mientras es obligada a casarse con el rey, Daemon. Mientras ambos se enfrentan a sus propios demonios internos, la rebeldía de Rhaenyra choca con el...