Capítulo XX VIII

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¡Hola a todos! Acá nuevo capítulo jeje

No olviden comentar y votar. Este capítulo será algo que nadie esperaba jejeje. Ya causó sorpresa en la otra plataforma, y tengo la certeza de que acá igual pasará jeje.

Sin comentarios, no actualizo jaksdja

Besos y abrazos

Daemon despertó con un repentino desasosiego que lo invadió al sentir el calor del cuerpo de su esposa a su lado. 

Su cabeza latía con fuerza y una oleada de angustia lo embargó cuando se percató de su posición. 

Rhaenyra lo miraba con ojos llenos de temor, apartando la mirada cuando él la enfrentó.

Ella estaba bajo él y él la tenía firmemente sujeta. 

¿Qué demonios había hecho? ¿Acaso él? No. Si lo había hecho iba a matarse con su propia espada.

- ¿Te hice algo anoche? - su voz estaba cargada de tormento, mientras su mente luchaba contra las sombras del recuerdo de la noche anterior. Intentaba hablarle seriamente, pero estaba seguro de que él escuchaba el tormento en su voz.

Ella negó con la cabeza, pero él no se contentó con esa respuesta. Revisó con cuidado que no hubiera señales de daño en ella, buscando desesperadamente confirmación de que no la había lastimado de la manera en que él pensaba que podía haberlo hecho. 

Ella negó nuevamente, pero su voz temblaba con miedo. Daemon asintió, aceptando sus palabras, aunque una duda persistente seguía agitando su mente. A pesar de sus esfuerzos por descartar sus propios temores, seguía atormentado por la posibilidad de haber...abusado de ella.

Incluso en su noche de bodas intentó ser cuidadoso con ella. Si la hubiera tomado a la fuerza, si la hubiera tocado sin su consentimiento, se cortaría la polla el mismo. 

Cualquier hombre que tomara a una mujer a la fuerza, merecía el peor de los castigos. 

Daemon se puso de pie con dificultad, sintiendo que el suelo se balanceaba bajo sus pies. Casi por instinto, Rhaenyra se acercó para ayudarlo a enderezarse, pero se apartó rápidamente cuando él se sostuvo por sí mismo.

- Lo siento, mi señor - murmuró ella con voz temblorosa, y él la miró con una mezcla de tristeza y desesperación. La angustia lo consumía. 

Puede que no la hubiera violado, la sola palabra lo hacía estremecerse, pero aún así la había lastimado y no quería sentir remordimiento por eso, sin embargo lo sentía.

Por más que se prometiera que no se arrepentiría, que se mantendría firme en esta vez como cualquier hombre del reino, se sentía miserable cuando escuchaba su voz temblorosa.

Él sabía que sería humano dejarla en paz. Qué estaba muy asustada. Pero no quería ser el mismo sujeto débil que fue años atrás.

Seguía amándola con la misma fuerza, más incluso, quería aferrarla contra él y rogarle que olvidaran todo, que empezaran de nuevo, pero no lo haría.

La tomó de la mano, casi con ira, y la llevó hacia el cuarto de baño.

Ella se encogió ante su toque y él le abrió la ropa. 

- Por favor mi señor- dijo ella avergonzada y él miró con culpa las marcas que él había dejado en su cuerpo- Por favor mi señor, no me lastimes- dijo ella ya sin avergonzarse de su desnudez, él la conocía bien, solo tenía miedo de que él la lastimara.

Él se quitó la ropa y ella cerró los ojos esperando por completo que él le hiciera daño. 

No le importaba si él la tocaba. Él no era Criston Cole. Jamás rechazaría su toque.

Llamas rebeldes: La unión de los dragones (Daemyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora