Hola a todos! Y acá les saco otro capítulo editado jejeje. No olviden comentar y votar. Besos y abrazos.
El campamento estaba sumido en una frenética actividad mientras los hombres se apresuraban a desmontar tiendas, empacar suministros y prepararse para partir. El sonido de las órdenes resonaba en el aire, mezclado con el crujir de las tiendas siendo desmontadas y el relinchar de los caballos. En medio de la agitación, Daemon avanzaba dictando órdenes, ocupándose del traslado de los heridos, pero en cada momento, su mirada buscaba a Rhaenyra, aunque en ese momento no la veía por ningún lado.
Observó cómo los soldados se apresuraban en sus quehaceres, algunos intercambiando palabras apresuradas, otros revisando que todo estuviera listo. Pero algo en el ambiente parecía fuera de lugar, una inquietud sutil que se filtraba en el bullicio del campamento. Fue entonces cuando Daemon se dio cuenta de que no había visto a Rhaenyra en ningún momento desde que habían comenzado a desarmar el campamento.
Su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho mientras un nudo de preocupación se formaba en su estómago. Instintivamente, comenzó a llamar su nombre, esperando una respuesta que no llegaba. Cada segundo que pasaba sin noticias de ella aumentaba su ansiedad, y su mente comenzó a llenarse de temores. ¿Dónde podría estar? ¿Había ocurrido algo terrible?
¿La habían secuestrado? ¿Quedaban enemigos y le habían hecho daño?
Con pasos apresurados, comenzó a recorrer el campamento en busca de cualquier indicio de su esposa. Sin embargo no la encontraba.
El maestre Gerardys, con su semblante sereno pero urgente, se aproximó a Daemon en medio de la conmoción del campamento. Sus pasos resonaban en la tierra firme mientras se abría paso entre la multitud de soldados. Al acercarse a Daemon, su voz resonó con autoridad pero también con un toque de preocupación palpable.
- Mi señor- comenzó el maestre, con una mirada que transmitía la gravedad de la situación - necesita mantener la calma. He visto a la reina. Por favor, sígame, sé dónde está- dijo él intentando calmar la preocupación del rey.
Daemon, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, asintió con gesto grave y determinado. Aunque ansiaba encontrar a Rhaenyra y asegurarse de su bienestar, también comprendía la importancia de mantener la compostura en medio del caos.
Con una mirada de agradecimiento al maestre, comenzó a seguirlo con paso rápido, confiando en que ella estaba bien.
Daemon se detuvo en seco al llegar al lugar donde se encontraba Rhaenyra, y su corazón dio un vuelco al presenciar la escena frente a él. La imagen era surrealista y, a la vez, cautivadora. Rhaenyra estaba allí, al lado de Caraxes, el imponente dragón, pero lo que más lo sorprendió fue la total ausencia de hostilidad en la criatura.
Caraxes yacía tranquilamente en el suelo, permitiendo que Rhaenyra acariciara sus escamas con delicadeza. La reina irradiaba una mezcla de asombro y alegría, su rostro iluminado por una sonrisa resplandeciente que reflejaba la dicha de estar tan cerca de una criatura tan majestuosa como un dragón.
Para Daemon, aquella escena era una imagen de pura magia. Ver a Rhaenyra en armonía con Caraxes, sin el temor ni la distancia que muchos experimentarían frente a un ser tan imponente, llenó su corazón de una profunda admiración hacia ella.
Era sorprendente ver a Caraxes tan calmado con alguien que no fuera su jinete, y a Daemon no dejaba de sorprenderlo, se acercó a ellos rápidamente y Rhaenyra lo miró asustada cuando él los encontró.
El temor se reflejaba en los ojos de Rhaenyra cuando vio a Daemon acercarse hacia ella, temiendo una reprimenda por haber desaparecido de repente. ¿Estaría molesto? ¿La regañaría por haberse apartado así? ¿O quizás le molestaría que estuviera cerca de Caraxes?
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Llamas rebeldes: La unión de los dragones (Daemyra)
Romance"En un mundo de poder y tradiciones implacables, Rhaenyra Targaryen lucha contra un destino impuesto mientras es obligada a casarse con el rey, Daemon. Mientras ambos se enfrentan a sus propios demonios internos, la rebeldía de Rhaenyra choca con el...