Capítulo XXX

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¡Hola a todos! A pocos cap del final jejeje no olviden comentar y votar.

Rhaenyra se despertó en la habitación completamente sola. Sonrió con tristeza y miró hacia la puerta.

Ni siquiera se acercó, era obvio que seguía estando encerrada. 

Puede que él ahora conociera su pasado, que la hubiera defendido, pero eso no cambiaba que ella estuviera allí encerrada, ella lo había traicionado, y él no la perdonaría fácilmente.

Se vistió con la ropa que encontró en el armario, pero su mente estaba en otro lado. Se preguntaba si Daemon la dejaría ver ese día a Aegon ¿Y si Daemon no la visitaba? ¿Ella no vería en todo el día a su niño?

Su corazón se encogía al pensar que tendría que ser así. Pero no estaba en condiciones de reclamar nada en ese minuto.

Mientras se preparaba para enfrentar otro día de soledad forzada, escuchó voces y pasos fuera de la habitación. 

La puerta se abrió y su pequeño Aegon, con sus risas y su energía infantil, irrumpió en la estancia. Rhaenyra se quedó boquiabierta, sin comprender lo que estaba sucediendo. Tras el niño, entró Daemon llevando una bandeja con lo que parecía ser el desayuno.

- Mami- gritó Aegon, corriendo hacia ella con los brazos abiertos. Rhaenyra lo abrazó con ternura, sintiendo un nudo en la garganta. La sorpresa se reflejaba en sus ojos cuando Daemon habló con una sonrisa que jamás le había visto. Tal vez hace muchos años, antes de que él fuera rey.

- Intentamos hacer el desayuno, las cocineras probablemente quieren matarme por el desorden'' dijo Daemon con un tono suave, casi cariñoso- Comprenderás que mi experiencia en la cocina es limitada, pero realmente espero que te guste- dijo él avanzando con la bandeja hacia la pequeña mesa en la esquina de la habitación.

Rhaenyra miró la bandeja y luego a Daemon, con una mezcla de incredulidad y emoción en su rostro. 

¿Qué estaba pasando? ¿Daemon la había perdonado? ¿Quería comenzar de nuevo, dejar atrás el dolor y la distancia que los habían separado durante tanto tiempo? Las preguntas se agolpaban en su mente mientras miraba a su esposo con una mezcla de esperanza y temor.


Daemon notó la expresión de sorpresa en el rostro de Rhaenyra cuando él dejó la bandeja.

 Arqueó una ceja en respuesta a su gesto, pero luego sonrió al escuchar las palabras de su hijo sobre lo deliciosos que estaban los pasteles. 

Avanzó hacia Rhaenyra y ella lo miró a los ojos, sin saber bien que pasaba.

- ¿Qué...?- preguntó ella confundida y él sonrió viendo su confusión.

Ella lo miraba y no comprendía ¿Acaso él la había perdonado por todo lo que había hecho?

Daemon la miró con ternura mientras se acercaba, la abrazaba con suavidad y le besaba la frente.

- Comenzaremos de nuevo mi amor- dijo él mirándola a los ojos y juntando dulcemente la punta de su nariz contra su nariz- No hay pasado, solo nuestro presente y nuestro futuro, crearemos un imperio, tú, nuestro hijo y yo- dijo él y ella sonrió abrazándolo, terriblemente emocionada.

Rhaenyra se aferró a él con fuerza, sintiendo un torrente de emociones encontradas. Aceptó esa reconciliación con gratitud y esperanza en el corazón. Luego, los tres compartieron el desayuno juntos, disfrutando de la compañía y la felicidad de estar juntos como una familia.

Rhaenyra miraba a su hijo y lo veía sonreír y hablar emocionadamente con su padre.

Su hijo no llevaba muchos días conociendo a su padre, y era claro que Aegon ya le había robado completamente el corazón a Daemon.

Llamas rebeldes: La unión de los dragones (Daemyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora