Singularidad [2]

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En el mundo de 'Formas de sobrevivir', las Constelaciones se dividían en dos tipos. Uno eran las libres, las que no pertenecían a ningún lado. El segundo tipo eran las que pertenecían a una Nebulosa particular.

[¿Un simple humano se atreve a amenazar a las grandes estrellas?]

Tragué saliva frente a su tono furioso. Había varias Nebulosas famosas basadas en los mitos de la Tierra.

Estaba Asgard de la mitología nórdica y el Edén de la mitología cristiana. Luego, frente a mí, estaba el igualmente famoso Olimpo.

—¿Estás bromeando? Ni siquiera eres una diosa de verdad.

Su expresión cambió. La Constelación que había descendido repentinamente parecía un poco avergonzada pero seguí hablando.

—La verosimilitud en las pruebas iniciales no permitiría que los dioses del Olimpo accedan al escenario. ¿No es así?

[¡Tú...!]

Si no existiera ese equilibrio, el área de Seúl ya habría sido destruida por el descenso de los doce grandes del Olimpo. El efecto dominó de la tormenta sería enorme. Muchos de los dioses del Olimpo podrían hacer menos la tormenta de verosimilitud, pero no eran estúpidos. Vi los hilos de poder mágico envueltos alrededor del cuerpo de Sanga.

—Parece que ahora eres la única que puede bajar, 'Amante Abandonada del Laberinto'.

Así como Corea tenía grandes Constelaciones, el Olimpo también tenía grandes Constelaciones. De hecho, la mayoría de los de allí eran grandes.

La 'Amante Abandonada del Laberinto', ese era el modificador de Ariadna, la amante de Teseo.

—Representas el costo más bajo posible, por lo que Olimpo debe ser bastante tacaño para enviarte a ti.

[¡Cállate! ¡Cómo te atreves!]

Los hilos mágicos que revoloteaban a su alrededor hicieron temblar el suelo, que terminó partido por la fuerza.

Aunque no podía tomarla a la ligera. No importa cuán débil fuera el poder de su Fábula, ella seguía siendo más fuerte que los que no eran Constelaciones. Pero sabía que no podía atacarme.

Chispas volaron en el aire. Las restricciones de verosimilitud se habían ablandado un poco. No del todo, pero seguro habían consumido mucha para descender y privar de voluntad a una encarnación.

Además, Ariadna era una Constelación perteneciente a una gran Nebulosa. Sus movimientos seguramente quedarían expuestos a otros seres poderosos.

El vórtice en el cielo de Seúl aullaba. Un miedo sin precedentes me invadió y todo mi cuerpo sintió escalofríos.

La tez de Sanga palideció debido a que Ariadne estaba dentro de ella.

—No creo que tengas mucho tiempo. ¿Voy directo al grano?

Esta era la realidad de las Constelaciones. Eran los más fuertes de la Transmisión Estelar, pero no podían liberarse de la verosimilitud.

—Los dioses externos parecen haber notado tu presencia.

[...¿Cómo puede un humano saber eso?]

—Eso no importa ahora. ¿No viniste a mí por algo? No creo que las Constelaciones puedan soportar la tormenta de verosimilitud que ocurrirá pronto.

Un trueno retumbó en el vórtice. Como era de esperar, era demasiado pronto para que descendieran las grandes Constelaciones.

—Te haré tres preguntas —continué—. Si las respondes, yo responderé a las tuyas.

Perspectiva Del Lector OmniscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora